El problema es que el tiempo no se detiene, el calendario nunca se detiene, el reloj no se detiene. El problema es el paso del Tiempo. Mi pecho se comprime. tomo mi cabeza con ambas manos temiendo que escape de repente. Empieza una canción, acaba la canción, empieza otra canción. Todo pasa, todo es pasado. El pasado de mis sábanas arrugadas, de mi cama por hacer, todos los días, todas las mañanas. Yo mismo soy pasado, cada mañana. Los perros aullando, el viento golpeando los muros, los arboles azotados antes del huracán. Un automóvil pasa a lo lejos. La TV encendida sin que nadie la mire. ¿Porqué todo parece en silencio? El tiempo nos deja mudos.
sábado, 18 de enero de 2014
los escritores
Los escritores de derecha son católicos, duros, fríos, ordenados y no leen a Marx, sacan la basura por la mañana y pasean el perro por las noches. Los escritores de derecha escriben poemas de amor. La poesía siempre es de derecha, como el periodismo y la teoría literaria. Hay muchos escritores nacionalistas, sacerdotes, agresivos polemistas de la cruz, asesinos y delatores. Hay muchos escritores tanto de izquierda como de derecha. No soportan a los políticos liberales, pero al final todos negocian. Creen en el orden natural de las cosas, aman a su familia, y citan frases como:
"Lo que cuesta, vale".
Creen en sí mismos y viven en barrios residenciales.
Los escritores de izquierda son ateos, blandos, críticos, y tampoco leen a Marx. Sacan la basura por la noche y prefieren tener gatos. Lloran, porque se sienten culpables. La novela siempre es de izquierda, salvo cuando narra la épica triste de las agrupaciones universitarias. Abandonan la poesía por sus respectivas tesis de doctorales. Creen en el poder transformador de la revolución, aman a su partido y hablan de la sociedad como si fuese su madre, nunca son del todo de izquierdas, y citan frases como:
"Las contradicciones del sistema capitalista radican en las relaciones de producción, ya que éstas no son más que la lucha por el dominio de los medios necesarios para conseguir el producto".
Creen en la razón y viven en barrios residenciales.
Todos ellos pasean por las inmediaciones de la casa del gobierno. Unos y otros comparten salas de espera de platós de televisión y se pasan la estilográfica mientras firman contratos editoriales. Muchas veces los escritores de izquierda son en realidad escritores de derecha, pero no lo saben. Llegan camuflados o travestidos al ministerio de cultura. Se los ve todos los días en las páginas de los diarios, en las voces resecas de las cátedras, en las solapas de los libros. En las tiendas. Incluso en los grandes almacenes. Firmando libros críticos patrocinados por el ministerio a las puertas del centro comercial. Cuando más necesita un escritor de izquierda decir que es un escritor de izquierda más se acerca a la derecha.
Todos ellos pasean por las inmediaciones de la casa del gobierno. Unos y otros comparten salas de espera de platós de televisión y se pasan la estilográfica mientras firman contratos editoriales. Muchas veces los escritores de izquierda son en realidad escritores de derecha, pero no lo saben. Llegan camuflados o travestidos al ministerio de cultura. Se los ve todos los días en las páginas de los diarios, en las voces resecas de las cátedras, en las solapas de los libros. En las tiendas. Incluso en los grandes almacenes. Firmando libros críticos patrocinados por el ministerio a las puertas del centro comercial. Cuando más necesita un escritor de izquierda decir que es un escritor de izquierda más se acerca a la derecha.
La teoría de los dos demonios es de derecha.
Y las drogas de los escritores de izquierda son existenciales.
Los escritores de derecha niegan la pobreza.
Los escritores de izquierda la veneran.
Los escritores de izquierda leen a Foucault,
Los escritores de derecha dicen que Foucault
Era un homosexual francés
Obsesionado con el dolor ajeno
Que se murió de SIDA.
Los poetas de derecha siempre son peores
Que los escritores de derecha.
Los poetas de izquierda siempre son peores
que los escritores de izquierda.
En todo sentido,
Los poetas siempre son peores.
Los escritores de derecha no existen porque los escritores de izquierda son de derecha.
Empezó por morder la corteza de un arbol
El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Miguel Hernández
...
...
Te envidio, eres indiferente a la emoción. No sé cómo no te vuelves loco en la misma ciudad de siempre, con las mismas casas, los mismos coches avanzando calle arriba y calle abajo. Sin ningún pesar por la falta de ropa interior limpia, por la nevera vacía y el coche parado hace mas de un mes. No te afecta nada. Imágenes en la televisión que hacen un bucle sinsentido de atropellos, debates de madrugada y comerciales abriendo las puertas de una realidad alternativa llena de ametralladoras y portales de naranja y azul. Me pueden hablar, y no pueden escuchar. puedo pensar, y es posible que me pregunten. Puedo buscar, y tu no tienes que ofrecer. Envidio tu indiferencia, tu renuncia a la afirmación física. Lágrimas y suspiros de niños al otro lado de la pared.
Todo se llenó de ruido y prometimos saludar al silencio cuando regresase. De eso ya han pasado 5 años.
Te envidio. Paseando por las mismas calles siempre llenas de perros, y cruzándote cada día con los mismos autos y las mismas casas, No sé cómo no te vuelves loco viendo los mismos canales, pasando de uno a otro, con el pequeño movimiento del pulgar sobre un par de botones: "Infraleve". Acostado en tu cama, un domingo cualquiera, igual a todos los domingos. En una ciudad que huele a fracaso, con el mismo amigo, que morirá colocando cajas en el mismo supermercado. En el mismo colegio al que fuiste irán tus hermanos, y tus hijos, y los hijos de tus hijos, que para entonces ya serán tus nietos. A los que hablarás del mismo colegio al que ellos van, al que tú fuiste. Al que todos ellos irán a cometer los mismos errores que cometiste. En una ciudad donde las jóvenes quedan embarazadas. Y los jóvenes se vuelven alcohólicos y drogadictos, para terminar vagando por las calles hablando solos a las cinco de la mañana.
No sé cómo no te vuelves loco, tomando el mismo autobús, todos los días, a la misma hora, en el mismo lugar. Dando los mismos pasos que dieron tus padres. Hablando de las mismas cosas una y otra vez. Follándote a las mismas chicas con las que al final te casarás. Para terminar siendo un puto gordo que trabaja en la misma fábrica, con la misma basura en la calle, la misma cárcel, el mismo hospital, la misma iglesia, la misma plaza donde los jovenes descansarán por la tarde la misma amargura, al sentir vivir la misma historia repetida una y otra vez. No sé cómo no te vuelves loco.
El espectáculo es desolador.
Poco después y sin decir nada...
Empezó por morder la corteza de un arbol
En Venecia: Feo, fuerte y formal
En Venecia, mi primera noche en la ciudad, salí y expié tímidamente bajo las minifaldas de las cortesanas de la columnata. Apenas una sonrisa en sus rostros de mármol, a las que yo asentía con la cabeza. Un leve gesto de muñeca: "Infra-leve". Perfumes mezclados con la brisa de un mar dulce, como cuerpos desnudos en salas pintadas en rosa. Todo es a la vez espiritual y trivial. Lo sofisticado huele a podrido. Ya había visto las pinturas y las esculturas, y en mi enorme habitación siempre estaba solo, sabiendo que podría haber colado a una mujer a través del vestíbulo, simplemente cogiéndole de la mano.
Nada de lo que imaginé se hizo realidad. Me sorprendía el flujo real de gente que todo el día circulaba de puente en puente. Tenía la idea de ir al puente de Rialto y escribir un poema que cambiaría mi vida, pero los empujones no me dejaron apenas escribir mi nombre en una hoja manchada y húmeda que dejé caer al canal. Me sentí silenciado mientras miraba la luz ondulante del canal sobre las paredes de piedra. En cualquier ciudad, el buen gusto y el sentido común no son tanto lo que ves y haces cuanto lo que no ves ni haces. Era un sitio donde estar. Te desgastaba lo suficiente para que pudieras aceptar todo lo que tuvieras que aceptar. Te hacía menos, ¿pero quién necesitaba más? Cuando tenías la sensación de que necesitabas más, ahí empezaba el problema: Pensar en esas cosas que hacer entre cagar y morir.
Nada de lo que imaginé se hizo realidad. Me sorprendía el flujo real de gente que todo el día circulaba de puente en puente. Tenía la idea de ir al puente de Rialto y escribir un poema que cambiaría mi vida, pero los empujones no me dejaron apenas escribir mi nombre en una hoja manchada y húmeda que dejé caer al canal. Me sentí silenciado mientras miraba la luz ondulante del canal sobre las paredes de piedra. En cualquier ciudad, el buen gusto y el sentido común no son tanto lo que ves y haces cuanto lo que no ves ni haces. Era un sitio donde estar. Te desgastaba lo suficiente para que pudieras aceptar todo lo que tuvieras que aceptar. Te hacía menos, ¿pero quién necesitaba más? Cuando tenías la sensación de que necesitabas más, ahí empezaba el problema: Pensar en esas cosas que hacer entre cagar y morir.
Hasta el último momento pediría un poco más de plazo, un último instante de placer, un capricho más. Por inútil que sea al final, una felación, un instante de placer, un capricho... Que es lo que quieres o esperas de mi. Mírame bien: Frágil, demacrado y triste. Un inventario de problemas, blanco y prolijo. Lo que has hecho de mi es lo que queda después de lo que te has llevado. Los pálidos paisajes de mi ceño, las canas, el pesar. Eso es lo que soy. Un hombre bueno que se vuelve malo.
Otra tarde solitaria y otra ciudad solitaria. Esto podría ser un gran desastre si yo fuese muy joven, pero no es el caso. Ya no soy tan joven como para preocuparme. Ya se lo que es estar solo, ya se lo que es un lugar desconocido, conozco de cerca la incertidumbre y el vacío. Aún así, tampoco soy lo suficientemente viejo como para que no me deprima ver a una mujer llorar. Tengo otra botella vacía, y dinero suficiente para comprar otra. Y tengo otra cama vacía que añadir a mi lista de lo que acabo de decir: Camas Vacías. Demasiado joven para admitirlo, y lo suficientemente mayor como para saber que será una cama más de una larga lista.
He dejado de mentir, ya no me importa. Ahora se que el problema es mío, que no tengo porque disimular y también sé que a nadie le importa. Sólo soy otro cabeza hueca. Por eso estoy solo. Por eso estoy tan solo. Pero sé lo que voy a hacer. Voy a seguir adelante junto a la carretera. Seguir adelante, con el dedo en el aire diciendo que hay que seguir adelante. Lo digo en alto: Uno de estos días voy a Seguir adelante, y a cambiar mis manías perversas. Hasta entonces seguiré arrastrándome. Rompí otra promesa, y rompí otro corazón. Pero tengo claro que lo que hay que hacer es seguir adelante.
En Venecia, feo, fuerte y formal
Canto nocturno 3ª parte
Amanece en Madrid, empieza la monotonía. El reloj comienza a correr para completar otro día. Hace frío, niebla. Las luces se prenden en las casas. Se escuchan los sonidos del despertar en cada ventana que se enciende. Se escucha el canto del gallo en forma de arranque de motor, puerta de autobús, presión de las máquinas de café y emisoras de radio con el avance de la mañana. La soledad nocturna se pierde bajo la música del noticiero matutino. Agua cayendo en las duchas. Olor a pan y a leche. Despertadores de todo tipo y la voz de un locutor, y de otro, y de otro... Llegando a casa, mientras otros salen a trabajar y amanece en Madrid. Justo antes de mirar al sol, la desesperanza: "Sea como fuere, aquella calle no era la mía ni las llaves abrían la puerta."
El ARTE no paga
El ARTE no sirve para nada. No me sirvió para ganar dinero, ni me dio fama. No me hizo encontrar el amor. El ARTE no me sirvió para nada. Las musas, las galeristas, el comisario y el crítico, todos ellos se rieron en mi cara. No me sirvió para ganar concursos, ni fui seleccionado para una subvención. Con el ARTE, no conseguí amigos. Algún enemigo sí, algún enemigo me dio el ARTE. El ARTE no me sirvió para ser feliz, ni me enseñó a amar. El ARTE no me sirvió para nada. No vivo mejor, ni me da prestigio. El ARTE no me procura respeto, ni me hace sentir mejor conmigo mismo, ni mejor con los demás. No paga mis vicios. No sirve. El ARTE no paga.
Canto nocturno 2ª parte
Esta Ciudad. Para vivirla, habría que eliminar la capacidad de sorpresa. Las cosas pasaban... y todo era muy simple. Esta ciudad.
En cuanto a mí, me levantaba cada día a la misma hora, meaba, me duchaba, me cepillaba los dientes. Tomaba café, leía el periódico. Después me iba a trabajar.
Hay personas que cuando nacen ya son seres humanos. Los demás tardamos toda una vida en llegar a serlo. Como tantas otras noches, aquella también dormí con el pié derecho destapado. Y una vez más, el dedo milagroso me salvó de la resaca y el vómito. El día siguiente fue de mucho trabajo. La noche, de alegría y amor.
Mas o menos bien
Amigo, no llores por las noches,
es hora de buscar lo esencial.
Nena, ayer fueron muy duros tus reproches,
no importa, más o menos todo sigue igual.
Madre, no te preocupes tanto,
todo va a estar más o menos bien.
Padre, necesito un poco de plata
para que todo siga más o menos bien.
Más o menos bien.
Amigos, formemos una banda de rockaNdroll,
guitarras guardadas en el armario.
Ahora somos nuevos creadores de rockaNdroll,
tranquilos, todo va a estar más o menos bien.
Más o menos bien.
Desconocido, espero que tus problemas se acaben,
y así volver a la senda del bien.
Desconocido, dobla tu energía en partes iguales
y todo va a estar más o menos bien.
Mirando la comida ya fría,
no creo que esté hecha con amor.
No importa, hoy celebraremos como familia,
que más o menos sigue como quiero yo.
Más o menos bien.
...
Mas o menos bien
lunes, 13 de enero de 2014
Canto nocturno
Durante mis semanas de convalecencia, miraba el televisor todo el tiempo. La noche ocupaba el día, y el día se confundía con el anterior. Todo era un poco mas lento: Pensaba lento, dormía lento, comía lento, hacía infinitos solitarios. En todo ese tiempo, no hablé con nadie, ni siquiera por teléfono. Una buena época. Todo se volvió vacío. Y algo muy raro, me pasé más de un año sin mirarme al espejo, de manera que llegué a olvidarme de mi propia cara.
Después de tres meses, sentí que mi cerebro estaba completamente embotado. Para despejarme fui al Bar de Paco a vaciar el estante del whisky. Tuve que dormir en el sofá con un pié destapado para concentrar en los dedos el malestar. borracho, me dormí mirando el televisor, en el noticiero el presidente sonreía a cámara mientras sostenía un niño en brazos...
Soñé que el presidente lo abrazaba hasta triturarlo y después se lo comía...
Mucho peor:
Se lo comía sin hambre.
miércoles, 1 de enero de 2014
Poemas reconstruidos
Me disecciono en pedazos, matemático, maníaco, todo controlado.
Me sirvo de este método para darle sentido a mis fragmentos.
Resuelvo las piezas como en un rompecabezas.
Que me rompan y luego sentirme intacto de nuevo al juntar las piezas.
Es mi secreto para seguir firme.
Inmutable.
Pero últimamente he recordado que no soy bueno con las matemáticas.
Y los números y los hechos empiezan a mostrar que en mis bordes han aparecido brechas.
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