sábado, 6 de junio de 2015

12 horas después



12 horas después de enviar el mensaje de texto y apagar el teléfono llegué a Torre del Mar. 12 horas son las que se necesitan para enviar un mensaje de texto, apagar el teléfono, terminar de ver un documental sobre cazadores de huracanes y un trozo de otro documental sobre teorías de conspiración, comer unos restos de pizza, cerrar las ventanas, comprar tabaco para el camino, subirme al coche y viajar 523 Kilómetros.

Es de noche cuando abro la ventanilla del coche y siento la brisa del mar. El silencio es casi completo.

El hotel está a la salida del pueblo. No hay recepción. En el puesto automático pago con tarjeta e introduzco el código en la puerta de mi habitación. Después me acuesto y me tapo con las sábanas hasta la cabeza.


Mickey Mouse estuvo aquí





¿Sobre la pregunta incómoda?

La respuesta es Sí, he tomado algunas drogas por el camino. 

Y las drogas han paseado por  cada centímetro de mi cabeza y he sentido como mis dedos se paralizaban dejando pasar por mis venas lo dulce y lo amargo.

He tomado drogas que han arrastrado tu nombre en mis sueños. 

Mis venas están jodidas y llenas de cosas que se compran en la calle a media noche. 

Es normal que sangre por la nariz, otra vez. 

Es normal que te pida el número de teléfono y que luego no te llame. 

Son normales mis ausencias en el baño. 

Todo es de lo mas normal. 

Yo no quiero todo esto. Lo que quiero es pasar la noche contigo. Cerrar las cortinas. Sentarme en la cama y sentirte respirar. Quiero extender la mano y rastrear a lo largo de tu espalda cada línea y curva que me encuentre. Quiero tu cara enterrada en mi cuello. Quiero tu coño bailando solo para mis ojos.

Quiero estar quieto. Permanecer así. Derretirme.