sábado, 30 de abril de 2016

Pequeño corazón partido



“Se la he chupado a algún tío simplemente porque en ese momento me quedé sin conversación”. 
Anne Lamott, 
Crooked Little Heart. 

viernes, 22 de abril de 2016

Seamos realistas


Hay dos tipos de realistas: el que cocina su patata con tierra y porquería para demostrar que verdaderamente es un realista, y el que la sacude y la deja bien limpia. Yo pertenezco a estos últimos.

ROBERT FROST

jueves, 21 de abril de 2016

Negro



Negro significa honor, muerte, agua, invierno y norte, especialmente en China. El negro es denso, obscuro, sombrío, excelso, lúgubre y libre. Los agujeros negros no dejan escapar la luz. El Mar Negro ocupa une superficie de 424.000 km². El gato negro es un film con Bela Lugosi y Boris Karloff. El Hombre Negro es el más alto pico del Schneifel. El negro parece poderoso, moderno, monstruoso, místico y neutro. Los pesimistas piensan negro. Un cinturón negro simboliza perfección, cognición y sabiduría. El 6.12.1745, el 11.05.1866 y el 8.09.1978 fueron dias negros (lat. dies ater) que cayeron en viernes. El negro inspira! Un café negro favorece la digestión y la concentración. Coco Chanel creó el pequeño vestido negro para las viudas de guerra. El negro nubla los colores (L. Wittgenstein), el negro es la reina de los colores (P.-A. Renoir), el negro es sensible (H. v. Helmholtz). Cuando usted está en el negro, que tienen éxito. El valor RGB del color negro es (0, 0, 0). Nada es más negro que el negro . El negro parece preciso, calmoso, pesado. sexy, fuerte, profundo, desconcertador y Image sabio. Johnny Cash fue The Man Dressed in Black . Los All Blacks están el equipo de rugby de la Nueva Zelanda. Black is beautiful! El negro es y se queda negro como el regaliz Dubbel Zout, como el caviar, como la noche, como el petróleo, como el cisne en el Black -Swan-Record-Label, como las gafas de Ray Charles, como un deshollinador, como un cuervo, como los neumáticos de caucho, como el bitumen, como un film noir , como una madonna negra o como el carbón

viernes, 15 de abril de 2016

Trece reglas para escribir novela negra, de JOHN VERDON



1. No escribas sobre nada que no te entusiasme.

2. Escribe para un lector concreto, alguien a quien conozcas y respetes.

3. Abre con una imagen que sacuda al lector y lo meta de lleno en la novela.

4. Cada personaje debe necesitar algo desesperadamente, aunque no lo sepa.

5. Conoce a tu villano tan íntimamente como conoces a tu héroe.

6. Dale a cada personaje una voz que el lector pueda reconocer.

7. Debes saber lo que hacen tus personajes cuando no están dentro de tu libro.

8. Describe pronto a tus personajes, antes de que el lector se haga una imagen que luego vas a contradecir.  

9. Planta un conflicto en cada escena, incluso cuando sólo hay una persona en la habitación.

10. Deja que tus personajes te arrebaten la historia y te sorprendan con el final.

11. La violencia es como el romero: una gota da para mucho.

12. Lo mismo va para el punto y coma.

13. Cuando creas que tienes el manuscrito final, quítale 10.000 palabras.


JOHN VERDON, Eldiario.es, 28 de noviembre de 2013 (AQUÍ

Retos para poetas jóvenes, de LAWRENCE FERLINGHETTI

• • • Inventen un nuevo lenguaje que cualquiera pueda comprender.

• • • Escalen la estatua de la libertad.

• • • Alcancen lo inalcanzable.

• • • Besen el espejo y escriban lo que ven y lo que escuchan.

• • • Bailen con lobos y cuenten estrellas, incluyendo las que no se ven.

• • • Sean ingenuos, inocentes, no cínicos, como si acabaran de aterrizar en la tierra (lo que es cierto en su caso, lo cual es cierto en todos los casos), sorprendidos por aquello con lo que se han encontrado.

• • • Escriban periódicos llenos de vida. Sean reporteros del espacio exterior, enviando artículos a ese supremo editor que cree en el descubrimiento total y que casi no tolera el aire caliente.

• • • Escriban un poema sin fin acerca de sus vidas en la tierra, o en otro lugar.

• • • Lean entre líneas el discurso humano.

• • • Eviten lo provinciano, vayan por lo universal.

• • • Piensen subjetivamente, escriban objetivamente.

• • • Imaginen largos pensamientos en frases cortas.

• • • No vayan a talleres de poesía; pero si van, no vayan a aprender “cómo” sino a aprender “qué” (Qué es importante escribir).

• • • No se dobleguen ante críticos que no hayan escrito grandes obras maestras.

• • • Resistan mucho, obedezcan menos.

• • • Liberen en secreto a cualquier ser que vean en una jaula.

• • • Escriban poemas breves usando la voz de los pájaros. Hagan su lírica genuinamente lírica. Los cantos de los pájaros no están hechos con máquinas. Den a su poema alas para que vuelen sobre las copas de los árboles.

• • • La máxima continuamente citada de William Carlos Williams, “No hay ideas más que en las cosas”, está bien para la prosa, pero no cubre el lirismo, ya que las “cosas” están muertas.

• • • En poesía, no se queden contemplando su ombligo pensando que el resto del mundo pensará que es importante.

• • • Recuerden todo, no olviden nada.

• • • Trabajen en una frontera, si pueden encontrar alguna.

• • • Vayan al mar, o trabajen cerca del agua, y remen su propio bote.

• • • Hagan coro con poetas pensantes. Son difíciles de encontrar.

• • • Cultiven la disidencia y el pensamiento crítico. “El primer pensamiento es el mejor pensamiento” quizás no funcione para la mejor poesía. El primer pensamiento podría ser el peor pensamiento.

• • • ¿Qué hay ahora en sus mentes? ¿Qué traman? Abran la boca y dejen de balbucear.

• • • No tengan la mente tan abierta que se les caiga el cerebro.

• • • Critiquen todo y a todos. Sean subversivos, confronten constantemente la realidad y el estatus quo.

• • • Sean poetas, no mercaderes. No abastezcan, no complazcan, especialmente no lo hagan con su supuesto público, lectores, editores o publicistas.

• • • Salgan del clóset. Está oscuro ahí.

• • • Levanten las persianas, abran las ventanas de par en par, levanten los techos, desatornillen las chapas de las puertas, pero no se deshagan de los tornillos.

• • • Comprométanse con algo que no sean ustedes mismos. Sean militantes. O extasíense.

• • • Ser poeta a los dieciséis años es tener dieciséis años, ser poeta a los 40 es ser poeta. Sean ambos.

• • • Levántense y orinen, el mundo está en llamas.

• • • Tengan un buen día.

visto en Neorrabioso
LAWRENCE FERLINGHETTI, Retos para poetas jóvenes, extraído de Isla Kokotero 

sábado, 9 de abril de 2016

LO FEO ANTES, SEGÚN Y DESPUÉS DE HEGEL




Quizás no sea abusivo decir que para Hegel hay un arte feo (el simbólico), un arte bello (el clásico) y un arte ya no bello (el romántico). Recordemos que Hegel identificaba arte romántico con arte postgriego, más bien postgrecorromano, es decir el arte romántico comenzaría con el paleocristiano y el románico. Hegel reconoce retazos de fealdad en ese arte que no es bello. Por ejemplo en la tan tenida en cuenta por él fealdad de las pasiones de Cristo, pintadas por maestros alemanes posteriores en el tiempo al flamenco Van Eyck, que sin embargo son valorados por muchos historiadores como anteriores por ser sus facturas pictóricas de peor ejecución (Hegel, 2007: 641). De algún modo pareciera que la matanza de Cristo fungiera de matanza iconoclasta de la figura humana de Cristo, como si se quisiera humillar y aniquilar para siempre la figura humana de Cristo para realzar la divina. En ese sentido cabría preguntar si el arte que ya no es bello en cuanto tiene retazos de fealdad es también arte feo. No, o al menos la fealdad es aquí entendida de forma diferente. La fealdad del arte simbólico es la de la inepcia para hallar la forma de lo divino en lo humano. La fealdad de estos ejemplos del arte romántico en estas crucifixiones es una fealdad de ejecución como síntoma de la de la paulatina toma de conciencia de que lo divino no es lo humano y no se compadece con lo humano y va más allá de lo humano. La crueldad y la sevicia con la que los judíos torturan a Jesús es la misma con la que la reforma va acabando con la figura antropomórfica de un Cristo que se ve vejado en las representaciones pictóricas de los viejos maestros alemanes. Así Hegel ofrece un contraste radical con la interpretación de lo feo de la estética contemporánea. Para nuestra contemporaneidad lo feo ha sido predominantemente sinónimo de modernidad y de apertura. Para Hegel, no obstante, la modernidad y la apertura son la patente evidencia del fin del arte. Sin embargo nos equivocaríamos si entendiéramos fin del arte como doliente nostalgia del arte bello, como una mirada atrás anhelante de brillos pretéritos. El fin del arte es el gozoso reconocimiento de que el arte ha cumplido su cometido, y nos ha habilitado para un estadio de más intensa verdad y libertad.

LA ESTÉTICA DE LO FEO


¿Dónde está la belleza? ¿Qué es feo, por qué lo es? Cuando nos detenemos a observar a nuestro alrededor nos damos cuenta de que los matices entre lo que es estéticamente hermoso y lo que no lo es son muy delicados. Yo, que me he tenido siempre por feo, he sentido una fascinación especial por los que no tienen de parte de los dioses el amargo (o no, vaya usted a saber) “don” de la belleza. Por eso, por esa fascinación, una buena tarde, me encontré en la Feria de Libro Antiguo y de Ocasión con un texto de Karl Rosenkranz que por allá por 1853 publicara bajo el título suEstética de lo feo (publicado en español por Julio Ollero Editor, 1992) un ensayo filosófico que trataba de establecer las bases sobre lo que es o no feo, no en un sentido estrictamente estético sino filosófico y moral. Lo compré y lo leí a trompicones y me hice una idea del asunto. Situaba Rosenkranz lo feo entre “lo bello en sí” y “lo cómico” como si de un paso intermedio se tratase. Pero aquí no vamos a meternos con la escuela hegeliana ni con uno de sus principales exponentes. Se trata de observar por dónde anda hoy el concepto.
La fealdad ha fascinado desde siempre al ser humano y más aún con la llegada de las imágenes portátiles, fotos sobre todo, la fealdad ha sido un rasgo sensiblemente atractivo.
Pensemos por ejemplo en Joseph Merrick el famoso “Hombre elefante”. Por lo que sabemos su caso fascinó a todos en su época y los que se acercaron a él lo primero que deseaban conocer era esa brutal fealdad, querían mirar esa rareza de cerca. Es un hecho que este hombre era un ser humano extraordinario pero el resto no lo percibía así, por lo menos de entrada. Merrick, seguro, no tenía nada más que no tuviesen otros hombres de su época excepto su extrema fealdad.
La película Freaks (“La parada de los monstruos”, 1932) es otro ejemplo de cómo la fealdad nos fascina, de cómo lo grotesco se convierte poco a poco en lo habitual, en lo que en un momento dado puede entrar en abierto conflicto con lo “hermoso establecido”. Consiguen por un momento estos “monstruos” (recordad que son personas así, no son actores), que nos olvidemos de que ellos no son los “normales” estéticos. Al final de la cinta de Tod Browning, lo que nos asusta es la capacidad de venganza, la maldad de estas personas, no su rotunda fealdad. Aun así Freaks sigue fascinando, sigue conquistando la curiosidad de todos como en su época: por medio del reclamo de que los personajes son seres humanos de verdad.
Qué decir de La Bella y la Bestia, que nuestros niños miran con un poco de miedo, pero que al final Bella, muy consciente de quienes son ambos, planta un beso de amor en los labios del hechizado para “desfacer” el encantamiento que convirtió al apuesto príncipe en la Bestia. Curiosamente el “merchandising” de Disney nos vende la imagen de la Bestia, no la del guapo y transformado príncipe. Un feo que se nos cuela como peluche o dibujo animado.
Esa idea de lo que es feo sin discusión pasa poco a poco de moda. Si miramos los anuncios recientes veremos que una gran cantidad de feos oficiales los están protagonizando dejando de lado el tópico de que solo venden los guapos o que todo el mundo quiere serlo. El triunfo de Betty la fea es bien conocido de todos y es también conocida la desazón que produjo que al final los guionistas de la telenovela, serie o culebrón (cada uno habrá visto una versión), sucumbieran a la belleza. La fascinación del personaje estaba en su físico y al transformarla perdió su encanto. Todos recuerdan a la Betty antes de la “transformación”, un poco en la línea de lo que le pasa a la Bestia del cuento.
Pero no solo lo físico. Si nos vamos a las obras de arte, de estas llamadas “Arte contemporáneo”, florecen como setas en humedal los que las consideran de verdad “bellezas” y hay más de uno que, víctima del “Síndrome de Stendhal”, cae ante ellas sollozante, con el conocimiento casi perdido y taquicárdico. La belleza tiene eso pero creo que la cosa está en el hecho de que lo que siempre fue feo ahora no lo es. Y para muchos o es una postura intelectualoide y de darse el pego o es que algo va cambiando dentro de la percepción estética de la realidad.
“El ojo no se cansa de ver” dice el libro del Eclesiastés y no lo contradigo pero es muy posible que la manera de mirar ya no sea la misma. “Nosotros los de entonces”, diría Neruda, “ya no somos los mismos” y allí está la cosa: miramos de otra manera.
Nos fascina lo raro, lo que es obtuso y desparramado. De hecho Karl Rosenkranz dice que “las determinaciones abstractas de la de la ausencia de forma son válidas en general para todo lo feo”. ¡Qué locura! Lo deforme es feo, lo que no responde al canon lineal, a la tiranía del mercado diría yo, eso es feo. Pero no nos olvidemos de que incluso la tendencia del mercado hacia lo feo no está exenta de cierta tiranía también. Esa forma novedosa o transgresora de mirar es evidentemente necesaria, esa lectura tal vez arriesgada e irreverente está descubriendo otras formas de arte que van pidiendo paso desde hace tiempo (allí tenemos el terrible Hip-hop, el sucio Grafiti o las novelas de Dan Brown).
Por todo esto, aquello de “que se mueran los feos” hay que dejarlo atrás. No es tanto, dicen algunos, lo que se ve sino cómo se ve, cómo se mira, y por qué miramos. La vida está para ser juzgada estéticamente por todos y haremos bien en poner nuestro empeño en hacerlo lo mejor posible sin olvidar que cada cosa bella esconde su lado feo y si no, miraros después de leer esto en un espejo.

TIPOLOGIAS DE FEALDAD


Karl Rosenkraz diferencia tres tipos de fealdad:

LO FEO NATURAL es para Rosenkranz, toda aquella fealdad presente en la naturaleza, desde la enfermedad a la deformación, y que puede ser hallada de forma inmediata o puede ser fruto de una degradación.
Los ejemplos seleccionados ilustran la dimensión temporal de lo feo natural.
En el caso de la Cesta de frutas de Caravaggio, observamos que ésta esta llena de diferentes frutas, a causa de factores de la naturaleza, el paso del tiempo o factores externos como la calor, la lluvia o el granizo, la belleza natural de las frutas se deteriora y, por lo tanto se vuelve feo.
Otro ejemplo elegido es Las edades del hombre y la muerte de Grien, donde a causa del paso de los años, el cuerpo humano se envejece y se vuelve feo, perdiendo toda su belleza por el camino.


LO FEO ESPIRITUAL no hace referencia a la forma sino al contenido (espíritu).
Si lo bello espiritual es encarnado por la verdad, el bien y la libertad, lo feo espiritual será todo aquello que encarne el mal, la mentira o la falta de libertad.
En el caso del hombre, la locura, la idiotez o el delirio es lo que afea al espíritu.
En este caso hemos elegido la siguiente imagen, es la Loca de Géricauld, donde el artista nos muestra a una mujer que por su mirada intuimos que esta enferma, concretamente, loca. Para Rosenkranz esto es lo que afea el espíritu del hombre.


LO FEO ARTÍSTICO. La fealdad es indisoluble a la belleza. Una obra puede ser bella aunque contenga muestras de fealdad.
El artista podrá obviar las representaciones de fealdad pero no lo hace porque las usa como elemento de contraste. La presencia de lo feo junto a lo bello, no eleva a la belleza, la resalta.
Para ejemplificar este concepto, hemos elegido la Dánae de Rembrandt, donde la figura que vemos al fondo de una vieja, hace que la bella figura de Dánae resalte mas, ya que da opción a comparar los diferentes rostros y obviar lo evidente.


Lo Feo


En la Estética de lo feo, Rosenkranz clasifica la fealdad en sus diferentes acepciones.
En cierto modo, lo que Rosenkranz se propone, es realizar una serie de clasificaciones en pro del artista, para que sepa que temas pueden hacerlo caer en la fealdad. Y aunque asume, que pocos son los que se interesarían por representar lo feo, lo cierto, es que como valor estético tiene su razón de ser.
Las definiciones que realiza sobre las acepciones de fealdad, nos permiten extraer una serie de conclusiones respecto a las consideraciones del autor sobre la definición de Fealdad, y además, nos permiten reflexionar sobre esta y darnos, sobretodo, la base teórica, para entender la clasificación que más tarde nos propondrá.
"Que lo feo pueda gustar parece un contrasentido, como si el enfermo o la maldad suscitaran placer. Sin embargo es posible, ya sea en un modo sano o en un modo enfermo. En modo sano, cuando lo feo se justifica como necesidad relativa en la totalidad de una obra de arte y es superado por el efecto contrario de lo bello. Entonces, no es lo feo aquello que determina nuestro placer, sino lo bello que supera su negación [...].En modo patológico, cuando una época está física y moralmente corrupta, le falta la fuerza para concebir la belleza auténtica pero simple y quiere, además, disfrutar en el arte lo picante de la frivolidad y de la corrupción. Una época así, ama los sentimientos mixtos, que manifiestan una contradicción con el contenido. Para excitar los nervios obtusos se combinan lo inaudito, lo disparatado y lo repugnante en grado extremo."
El autor, comenta que la fealdad es necesaria en el arte porque es un elemento de la realidad que debe representarse. Igual que la belleza es necesaria el arte también lo es lo feo, ya que lo bello depende de lo feo y viceversa.
Habla de lo feo como algo positivo (nunca lo feo será negativo) y por ello, la representación artística de la fealdad, tendrá la misma cabida en el arte, que la representación del ideal de Belleza.
A partir de estas definiciones sobre lo feo, nos mostrará las diferentes tipologías que podemos encontrar dentro de la fealdad: lo feo natural, lo feo espiritual y lo feo artístico.

Lo Repugnante


El autor para poder hacer una definición completa sobre LO REPUGNANTE, hace una subdivisión en la distingue entre diferentes conceptos: lo tosco, lo muerto y lo horrendo.




Si opta por la subdivisión es porque en ningún caso hablamos de conceptos cerrados y herméticos. En lo REPUGNANTE, indica Rosenkranz, se puede caer de diversas formas y por ello, Rosenkranz, opta por la subdivisión conceptual.
A partir de esta explicación, nos dedicaremos a definir cada uno de los conceptos comentados anteriormente, añadiendo un soporte visual que ilustre la definición del concepto estético.
LO TOSCO


Lo tosco es definido como "aquello que displace por la informidad de su masa o la pesadez de sus formas."
Por ejemplo, una pirámide egipcia, es una masa muy grande y de extrema simplicidad y por ello, no cae en la tosquedad. En cambio, las pagodas asiáticas, con sus edificios acupulados que quieren emular la cavidad celeste, son toscas por sus enormes y obtusas proporciones.

LO MUERTO 


Para Rosenkranz, lo muerto y lo vacío lo define de la siguiente manera: Desde el punto de vista estético, lo muerto y lo vacío están en antítesis con la inquietud sin meta de lo lúdico y esxpresan la falta de vida y de movimiento libre.
El ejemplo que hemos utilizado para ilustrar este concepto, ha sido El Cristo Yacente de Mantegna, el propio Rosenkranz comenta sobre el cuerpo de Cristo el siguiente parágrafo:
"... A través del cuerpo de Cristo muerto debe translucir el espíritu inmortal que lo animaba y lo animará de nuevo... Esta posibilidad no debe ser representada por los pintores o escultores como vida residual del cadáver sino que siempre debe aparecer como milagro que existe solo en este cadáver... Milagrosas son las figuras totalmente excéntricas que con frecuencia son decididamente feas..."

LO HORRENDO

Siguiendo la tendencia de la subdivisión, para definir lo HORRENDO, Rosenkranz opta por introducir tres subdefiniciones, que son fruto del origen de la representación.

Lo insensato

Lo insensato para Rosenkranz proviene de la contadicción que no se puede llegar a explicar. podemos observarlo en la locura, la incoherencia del pensamiento y de las acciones que solo devienen triste realidad y se vuelven feos.
El ejemplo utilizado aquí es, por un lado la historia de Medea que nos la representa el artista Delacroix. En la tragedia de Medea, ésta se vuelve loca, y en un ataque de insensatez, mata a sus hijos.
Por otro lado, la obra de Ingres en el que podemos observar a Edipo. Aquí también queremos centrarnos en la historia que Sófocles nos narra en su tragedia, dónde Edipo se da cuenta de que asesinó a su padre y se casó con su madre sin saberlo y, en un ataque de total insensatez y locura, se arranca los ojos para no volver a ver nunca mas los errores que ha cometido en su vida y prefiere sufrir antes de morir.
Lo nauseabundo



Es planteado como producto de la naturaleza y siempre va relacionado con el aspecto más sensible, pues como indica el autor, nauseabunda será toda obra que nos desplaza, fruto de una percepción sensible vinculada al olfato y al gusto.
Por ello, el ejemplo elegido es un lienzo de Rembrandt en el que se observa a un buey despellejado en un matadero. Con este ejemplo, hemos querido que el espectador pueda adentrarse en la obra y no solo llegar a imaginar el desagradable olor que un degolladero puede emanar (y más del siglo XVII) sino también, la fealdad contenida en el despiece de la carne.

Lo malo 

Para Rosenkranz, lo MALO es lo horrendo práctico. La voluntad malvada es lo éticamente feo. Para poder describir la maldad estéticamente, se cuestionan los conceptos de lo criminal, lo espectral y lo diabólico.

Lo criminal

Para poder definir lo criminal, encontramos tres posibles casos:


A) El crimen cometido como un no crimen. Se trata de un sentimiento de culpa por un acto que se cometió, pero que al acontecer, no se realizó como crimen premeditado, sino que fue fruto de la necesidad.El ejemplo que nos pareció oportuno para ilustrar esta definición, es el cuadro de Ingres en el que se representa a Edipo. En este caso, no es la obra artística propiamente, lo que define la criminalidad, sino, la fuente temática, que en este caso, proviene de la tragedia clásica de Sófocles. Edipo, se convierte en criminal, al matar a su propio padre en defensa propia sin saber quién era este. Es el instinto de supervivencia, el que le obliga a caer en la fealdad. No obstante, hay que indicar, que de los tres casos de criminalidad, es el que más cerca de la belleza se halla, pues no implica premeditación ni alevosía, y por extensión, es fruto de la casualidad.
B) El crimen puede ser cometido con la más perfecta consciencia de su maldad, de forma premeditada y siendo consciente de la magnitud del hecho cometido. Aun así, si es por el bien común, de la mayoría, queda en cierto modo, eximido de culpa. Por ello, el ejemplo seleccionado es una composición de Caravaggio en el que se representa a Judith cortándole la cabeza a Holofernes. Recordemos que Judit salvó su ciudad, Betulia, del asedio de Holofernes, general del rey asirio Nabucodonosor, dándole muerte después de un banquete durante el cual le habían embriagado, decapitándolo y llevando más tarde la cabeza a sus conciudadanos.C) La peor acepción de lo criminal se define como crimen de culpa. Cuando la inocencia es sacrificada brutalmente por un beneficio propio, nos hallamos ante la fealdad criminal más elevada. Y es que para Rosenkranz esto es lo realmente feo, cuando la pureza, la virtud y la inocencia son sacrificadas egoístamente. Por ello, hemos seleccionado como ejemplo, el Rapto de las Sabinas que pintó David, en el que se las sabinas, personificando la pureza y la bondad, son vejadas sin ningún tipo de pudor.

Lo Espectral

La muerte se convierte en espectral cuando, contra su naturaleza reaparece como viviente. La fealdad de lo espectral solo se hace patente cuando el espectro se manifiesta por motivos venganza.
De ahí, el ejemplo elegido, que ilustra visualmente este concepto. Se trata de un lienzo de Manet en el que se aparece un actor que representó al Hamlet de Shakespeare. De nuevo, igual que nos sucedía con el Edipo de Ingres, lo que nos interesa aquí, el la base temática de la obra. Recordemos que el fantasma del Rey Hamlet se aparece a su hijo para informarle que su hermano Claudio es su asesino y que lo mató al verter veneno en su oído mientras dormía. El fantasma pide venganza y reclama la muerte de su homicida.

Lo diabólico 

Parafraseando al propio Rosenkranz, "El infierno no es sólo ético y religioso, es también estético." El mal como algo diabólico, se distingue del mal de una pasión particular, de una maldad particular porque odia sustancialmente el bien. Demuestra placer por hacer el mal.
El mejor ejemplo que hemos encontrado es la imagen del mismo Lucifer, para ésto hemos elegido el mosaico del Juicio final del Baptisterio de Florencia.

Lo Vulgar

De nuevo, situándonos en la tabla de equivalencias que Rosenkranz propuso en suMetafísica de lo belloobservamos que lo vulgar no es más que la negación de lo sublimey por ello, se muestra de distintas formas.

Así, la negación de lo sublime, se nos puede mostrar desde:



  • La Mezquindad
Que será aquella forma de lo feo que fijará una existencia bajo los límites que le son propios. El propio autor considera que en el campo artístico, la mezquindad se hace evidente cuando se representan las formas por debajo de sus límites, y propone como ejemplo, toda obra que no plasme la nobleza ni la grandeza de la naturaleza. En este caso, sabemos que hemos seleccionado un ejemplo subjetivo, y que en cierto modo, se trata de una manipulación en pro de la adecuación, pues bien es sabido que en la obra de Giotto no es contemplable el uso de la perspectiva.



  • La Debilidad
Será aquella forma que se quede por debajo de la medida inherente.
Como el propio Rosenkranz indica, lo débil mantiene una fuerza de existencia por debajo de la medida que debería tener de conformidad con su naturaleza. Lo débil muestra su finitud en la impotencia productiva, en la pasividad del soportar y del sufrir. Tanto el Prometeo de Rubens como la muerte de Sardanápalo, son dos obras seleccionadas por lo que representan, no por su virtud artística.

En el caso de Prometeo, por no hacer uso de su condición de Titán y rebelarse ante Zeus y los Olímpicos ante el castigo que le infringieron por robar el fuego y dárselo a los hombres.

El caso de Sardanápalo también ejemplifica la mezquindad más fea. El propio de la Delacroix, indicó sobre la escena representada: "Los rebeldes asediaron su palacio... Acostado en una magnífica cama, en la cima de una inmensa hoguera, Sardanápalo da la orden a sus eunucos y a los oficiales de palacio de degollar sus mujeres, sus pajes, hasta sus caballos y sus perros favoritos; ninguno de los objetos que habían servido a sus placeres debían sobrevivir."
Aunque es cierto, que Sardanápalo ya intuía su derrota y caída, la actitud que tomó, es antagónica a cualquier rasgo de fortaleza, a cualquier rasgo de belleza.


  • Lo vil
La antítesis de lo majestuoso es lo vil, que en su autodeterminarse, está determinado por motivos mezquinos, egoístas y casuales. Ciertamente, vil es un término que también es relativo. Si se usa en un sentido positivo (y no comparativo), entonces, designa lo imperfecto, lo insignificante, lo vulgar por antonomasia.

Lo vil será:
    •      Lo banal
En un sentido más inmediato, lo banal es encarnado por lo trivial, lo habitual y lo cotidiano.


Los ejemplos seleccionados, en ambos casos, nos presentan dos acciones que no son propias de una nobleza. Recordemos, que aunque la obra data del XIX, aun está vigente, en cierto modo, la clasificación de los temas de la pintura. Si la representación de temas históricos encarna la nobleza representativa, la pintura costumbrista, es banal, pues no retrata nada fuera de lo normal, sino más bien, actos y actitudes que cualquier humano, independientemente de su condición, puede realizar. De ahí, la selección realizada. El trabajo que ejercen las Espigadoras de Millet, o el acto de comer que representan los niños de Murillo, no entrañan ninguna nobleza ni trascendencia y por ello, caen en la fealdad.

  • Lo casual
En un sentido relativo, es aquello mutable y no fijable.



En este caso, hemos hecho uso de lo que llamamos Antiejemplos.
Si lo casual es feo porque entraña relatividad, en los ejemplos seleccionados, hallamos determinación, premeditación y arrojo.
Tanto el Apolo Belvedere como el David de Miguel Ángel, son dos obras que desprenden la fuerza, la determinación y la intención de sus protagonistas.
David sabía que jugaba en inferioridad de condiciones respecto a Goliat, pero eso no le cohibió para lanzar la honda que mató al gigante. La mirada de la obra de Miguel Ángel lo dice todo menos casualidad.


  • Lo burdo
Es aquello que supone un envilecimiento de la libertad bajo una necesidad extraña o como producción de tal envilecimiento.


El propio Rosenkranz pone como ejemplo, aquella obra esbozada o no terminada. Un plano arquitectónico es burdo porque no recoge la nobleza de la construcción. De la misma manera, el cuaderno de retratos de Villard de Honnecourt, cae en lo vil, porque no representa fielmente, sino que sirve de esquema para desarrollar una obra posterior

La caricatura


Retomando la clasificación que Rosenkranz realizó en la Metafísica de lo bello, partimos de la premisa que lo feo, como derivado secundario, es dependiente en su concepto del de bello.
Lo sublime pues, queda convertido en lo vulgar, lo agradable en lo repugnante y lo bello absoluto se convierte en caricatura.

La caricatura es por lo tanto el apogeo en la forma de lo bello, pero precisamente por ello, por su reflejo determinado en la imagen positiva que ésta desfigura, constituye el paso a la comicidad.

Rosenkranz, dedica el último apartado de su obra a la caricatura. Esta consiste en el exagerar el momento de una forma hasta la deformidad, pero siempre dejando intuir el estado natural del mismo. La deformidad, no se puede dar en ningún caso en la forma completa, pues si se modificaran en igual medida todas las partes, no se obtendría algo propiamente feo.

Para explicar la caricatura se necesita añadir el concepto de desproporción entre algún momento de la forma y su totalidad. Siempre utilizado en un sentido de un fondo positivo porque sino sería feo. 

domingo, 3 de abril de 2016

Decálogos y manifiestos






1. Grupo surrealista de Chicago (AQUÍ)
2. Consejos sobre el arte de escribir cuentos, de Roberto Bolaño (AQUÍ)
3. Decálogo más uno para escritores principiantes, de Juan Carlos Onetti (AQUÍ)
4. Decálogo del perfecto cuentista, de Horacio Quiroga (AQUÍ)
5. Manifiesto futurista, de Marinetti (AQUÍ)
6. Canto de la fórmula estética, de Pablo de Rokha (AQUÍ)
7. Antidecálogo del escritor, de Jorge Luis Borges (AQUÍ)
8. Manifiesto nadaísta (AQUÍ)
9. Decálogo del escritor, de Augusto Monterroso (AQUÍ)
10. Manifiesto populista, de Lawrence Ferlinghetti (AQUÍ)
11. Los diez mandamientos del escritor, de Stephen Vizinczey (AQUÍ)
12. Manifiesto euforista, de Tomás L. Batista y Vicente Palés Matos (AQUÍ)
13. Manifiesto bolshevikista (AQUÍ)
14. Los nuevos, de Pedro Mir et alii (AQUÍ)
15. Manifiesto, de Nicanor Parra (AQUÍ)
16. Manifiesto, de Pedro Casariego Córdoba (AQUÍ)
17. Los eruditos a la violeta, de Cadalso (AQUÍ)
18. Siete consejos para el escritor principiante, de V. S. Naipaul (AQUÍ)
19. Manifiesto infrarrealista, de Roberto Bolaño (AQUÍ)
20. Siete razones para no escribir novelas y una sola para escribirlas, de Javier Marías (AQUÍ)
21. Segundo manifiesto (ópico), de Miguel Labordeta (AQUÍ)
22. Segundo manifiesto euforista, de Tomás L. Batista y Vicente Palés Matos (AQUÍ)
23. La muy crítica crítica, de Javier Marías (AQUÍ)
24. Manifiesto de los pintores futuristas italianos (AQUÍ)
25. Para la teoría del estilo, de Friedrich Nietzsche (AQUÍ)
26. Principios para escribir una novela, de John Steinbeck (AQUÍ)
27. Manifiesto postista, de Eduardo Chicharro (AQUÍ)
28. Se prohíbe hablar al piloto, de César Vallejo (AQUÍ)
29. Manifiesto de señor Antipirina, de Tristan Tzara (AQUÍ)
30. Manifiesto atalayista, de Clemente Soto Vélez (AQUÍ)
31. Manifiesto antropófago, de Oswald de Andrade (AQUÍ)
32. Primer manifiesto estridentista, de Manuel Maples Arce (AQUÍ)
33. Una bofetada al gusto del público, de Burliuk, Kruchenij, Maiakovski y Khlébnikov (AQUÍ)
34. Manifiesto tal vez, de Vicente Huidobro (AQUÍ)
35. Retos para poetas jóvenes, de Lawrence Ferlinghetti (AQUÍ)
36. Adagia, de Wallace Stevens (AQUÍ)
37. Manifiesto técnico de la literatura futurista, de Marinetti (AQUÍ)
38. Sobre una poesía sin pureza, de Pablo Neruda (AQUÍ)
39. Trece reglas para escribir novela negra, de John Verdon (AQUÍ)
40. Diez reglas para escribir ficción, de Elmore Leonard (AQUÍ)
41. Decálogo del agente literario, de Guillermo Schavelzon (AQUÍ)
42. Una propuesta académica, de Jerome Rothenberg (AQUÍ)
43. Manifiesto del arte auto-destructivo, de Gustav Metzger (AQUÍ)
44. Diez aforismos onanísticos, de Carlos Marzal (AQUÍ)
45. Los cinco preceptos de la obra marxista ideal, de Granville Hicks (AQUÍ)
46. Tipos de escritores, de Augusto Monterroso (AQUÍ)
47. Por un arte revolucionario e independiente, de Breton y Trostki (AQUÍ)
48. Qué es un clásico, de Italo Calvino (AQUÍ)
49. Manifiesto nanaísta (AQUÍ)
50. Manifiesto sobre la creación artística, de Gabriela Mistral (AQUÍ)
51. Declaración del grupo minorista (AQUÍ)
52. Hacia lo puro de la poesía, de Ruiz Peña, Pérez Infante e Infantes Florido (AQUÍ)
53. Manifiesto del surrealismo (I), de André Breton (AQUÍ)
54. Manifiesto del surrealismo (II), de André Breton (AQUÍ)
55. Manifiesto del surrealismo (y III), de André Breton (AQUÍ)
56. Para hacer un poema dadaísta, de Tristan Tzara (AQUÍ)
57. Los treinta preceptos del bibliófilo, de Harold Klett (AQUÍ)
58. Frases de una noche de otoño, de Alfredo Bryce Echenique (AQUÍ)
59. Credo y técnica para la prosa moderna, de Jack Kerouac (AQUÍ)
60. Ocho reglas para escribir relatos de ficción, de Kurt Vonnegut (AQUÍ)
61. Diez consejos para escritores de relatos brevísimos, de Ana María Shua (AQUÍ)
62. No más literatura condescendida, de Macedonio Fernández (AQUÍ)
63. Decálogo para escribir cuentos, de Julio Ramón Ribeyro (AQUÍ)
64. Dos manifiestos dadá, de André Breton (AQUÍ)

65. Manifiesto ultraísta, de Isaac del Vando-Villar (AQUÍ)