sábado, 17 de octubre de 2020

Nueva normalidad

 

Ella limpia todo el tiempo. Si tiene un minuto, lo usa para limpiar, desinfectar e insistir una y otra vez en las superficies de toda la casa. La casa donde vivimos es un espacio seguro y libre de virus. Vivimos descalzos y limpios. Estamos a salvo. 

Yo tengo la suerte de cocinar y de hacerlo bien. Eso me salva de la limpieza. Estoy dispensado de esas tareas. Solamente cocino y me libro de limpiar el baño. 
Para los demás, la mayor parte del tiempo soy carpintero. Hago muebles y reformas en casas, también pinto cuadros y vendo retratos. Dibujo, siempre dibujo. A veces escribo. Además soy profesor en la universidad. Todo esto no me garantiza nada. Siempre estoy en la cuerda floja. Al borde de la pobreza. El dinero llega y se va. 
Siempre lo mismo.
Dios aprieta pero no ahoga.
Algo así.
No sé muy bien cómo sucede, pero al final siempre salimos adelante.
Todo depende de mis manos. El dinero no llega por mi inteligencia sino por mi esfuerzo. Soy el obrero, no el intelectual. Todo lo que pienso y escribo es gratis. Las facturas se pagan por el esfuerzo y no por el intelecto.
Estamos bien en casa. No necesitamos nada más. Hacemos la vida fácil. Disfrutamos del desayuno y del mediodía y de todas las pequeñas cosas.
Estamos bien, ella ve Telecinco y yo escribo o dibujo en la habitación. 
Siempre salimos adelante. Ganamos dinero, gastamos dinero. No tenemos nada, pero nada nos impide seguir estando igual de bien.
Le digo que es una Diosa y ella no me quiere escuchar. 
Parece una Diosa, huele a Diosa, sabe a Diosa. Debe ser verdad que es una Diosa.
Me siento como un lobo encerrado en un piso de sesenta metros. Todo el día observando. Desde Marzo. Viendo como viene y va y se cambia de ropa y se acuesta y se levanta. Respiro hondo esperando el momento de abalanzarme sobre ella. Todos los días. Todo el tiempo.

Esa es la rutina. Estamos bien, seguimos vivos.

Los Mapas



Malditos sean los mapas,
las coordenadas, las carreteras
y las vías de la Renfe.

Malditas las unidades de medida:
las horas, los kilómetros, los números.
Malditas sean las comunidades autónomas,
el tendido eléctrico,
las líneas telefónicas,
las conexiones automáticas
y la red virtual.

¡Malditos los poetas!
¡Madito Salinas, maldito Machado!
Y Gustavo.
Y Federico.

Malditas las tostadas
con café por las mañanas.

Malditas las canciones
que me arrancó, los testigos.

Malditas las camas de uno cuarenta,
la prisa, el alcohol y los planeas a la larga.

Malditos los pensamientos impuros,
las ideas lujuriosas y la libido.

Malditas sean también las comparaciones
y los dólares, la ley del suelo
y la burbuja inmobiliaria.

Malditas las parejas de la mano,
malditos los besos sin tapujos,
maldito el camino de vuelta.

Y tus ojos.

Y todas las cosas que me recuerdan que tú no estás.

viernes, 16 de octubre de 2020

Llegar a CERO


Un Viernes, y no es éste, recuerdo llegar a CERO. Meto las manos en los bolsillos y no hay nada, entro en la aplicación del banco, en el móvil, y tampoco hay nada. 

Arranco el coche y miro el nivel del depósito y está a menos CERO. 

Son las Siete de la mañana. Apago el coche y me dirijo a la estación de Renfe.

Voy a trabajar en cercanías y gasto mi último viaje del bono de diez viajes. Desde ese momento ya sé que no queda billete para la vuelta. A diez kilómetros de casa, toca caminar, si no puedes pagar un billete de vuelta. También te puedes colar a la espalda de cualquier otro usuario. Todas las opciones te parecen una broma de mal gusto.

Trabajas y te olvidas de tu mala suerte durante unas horas. Parece una ironía que tus malas condiciones laborales te evadan de tus problemas. Después toca volver a casa.

Al final caminas y tardas casi dos horas en llegar. Son las diez de la noche y estás agotado.
No sabes que vas a hacer mañana.
Pero da igual, cuando vives así, pensar en mañana no sirve de nada.
Pensar en mañana solo sirve para no poder dormir y al día siguiente, además de estar jodido estar cansado. 
Piensas en colarte en la espalda de cualquiera en el cercanías y en sentarte en tu puesto de trabajo y en pasar el día.
Mañana, cuando empiecen a entrar las facturas y los recibos en tu cuenta a CERO, ya no estarás a CERO, estarás a menos que CERO.

domingo, 4 de octubre de 2020

Julian Cope


 La forma en que la gente te ve es como eres en realidad

E.S.P.A.Ñ.A.

Vamos de borbón en borbón y damos gracias a Dios. 

Somos españoles y vivimos en democracia.

La constitución nos protege.

Podemos votar a quien nos represente.

Tenemos una bandera

Y tenemos una selección de fútbol.

Con franco se vivía mejor.

Viva España!


Tiempos muertos

En la pared tengo un retrato de un asesino en serie

Imagino sus manos alrededor de mi garganta

mientras me masturbo

Frusciante


 La música es el rostro de Dios

Demasiado viejo para morir joven




Y ahora siento que ...

... Solo soy la copia de la copia de la copia de mí mismo.

Una imagen arrastrada y erosionada durante 50 años

Solo soy el eco del sonido del eco del sonido

Solo soy la fotocopia de la fotocopia repetida infinitas veces

Cientos de impresiones de pantalla y combinaciones de copy and paste

Control C + Control V

La copia de la copia es la copia desmejorada de uno mismo

Fruta podrida antes que madura

Ahora siento que...

... Ya soy demasiado viejo como para pensar en morir joven y vivir deprisa.