domingo, 22 de enero de 2017

Luis Roldán


"Me gusta la gente habla poco, son mal vistos, piensan mientras los demás no paramos de hablar. Mi padre era así. Me acuerdo cuando le dije que me iba a meter en política, me dijo:
-Luis, hijo, no te metas en problemas.
Y yo le respondí, ingenuamente:
- Hombre Papá, es que España tiene que ser como Francia, como Alemania, como Inglaterra, con una Democracia, ¿Porqué ibamos a ser distintos?
Y el me contestó:
- Porque quienes viven aquí son los Españoles."



Francisco Paesa

“Ah, ¿que estoy muerto? Bueno, pues estoy muerto, ¿y qué?”.

Jaki Liebezeit que estás en los cielos


RIP Jaki Liebezeit
...

Libertad para Cesar Strawberry


Libertad para Cesar Strawberry y dejar de sentir vergüenza por el pais en el que vivimos.
#FreeStrawberry

sábado, 21 de enero de 2017

Que bella estás esta noche


Permanezco inmóvil, mirando desde la oscuridad, un largo rato. Temblando, temeroso, atónito, dudando de todo. Queriendo soñar sueños que nadie se haya atrevido a soñar antes.
Intento retener en mi memoria lo guapa que estás esta noche.
Hablo del pasado a menudo y tengo problemas de memoria. Hay un enorme agujero en el lugar donde vivía antes y más atrás no recuerdo nada.Todos nuestros recuerdos se componen de imágenes fragmentadas. Recordamos el momento en que nos emocionamos, pero no recordamos la emoción. Es casi imposible recordar las emociones. Las emociones se viven en tiempo presente y luego se evaporan. Aunque una misma cosa te puede hacer sentir de la misma manera una y otra vez, a veces parece que sin límite. Pero créeme, Sí que hay un límite. No hay palabras suficientes para explicar nuestras emociones. Es por eso que nos ahogamos, que fracasamos, que nos desencantamos. Porque podemos sentir, pero luego no somos capaces de entenderlo, de nombrarlo. Y, al final, nos olvidamos.
Lo que quiero decir es que podemos hablar de la noche, pero el día tiene mucho más lenguaje.

Al final del día





Al final del día, la recojo en mi regazo. Con una caricia dibujo un Atlas y con la punta de los dedos corro a través del mundo. Le susurro ¿Donde duele? Y responde: En todas partes.

viernes, 20 de enero de 2017

No tengo problemas con Van Gogh


No tengo problemas con Van Gogh, pero no puedo arrancarme una oreja todos los días. Ningún problema con los Stones, anoche rompí sus guitarras y los gatos han dejado de maullar. No hay problema si no me dejas entrar al Vaticano por tener la falda demasiado corta, no oculto nada porque no tengo nada. No creo en Dios, creo en Martin Kippemberger. No rezo, tarareo estribillos y aprendo idiomas. How to say "No Problem" in spanish. In  spanish, "no problem" is best translated as "no hay problema",  pronounced no eye pro-blem-ah. No problema con el gobierno. No problema con la justicia. No problema con los impuestos. No problema en las redes sociales. No tengo problemas con la transición, seguimos viviendo en ella y se está cómodamente desinformado. No tengo nada que decir, ni opinar, ni criticar, ni compartir, ni denunciar, ni suponer, ni apoyar, ni saber, ni escuchar. No problema con el tráfico, decido no madrugar. No problema con tres comidas al día y una cama caliente donde dormir. No tengo problemas con los médicos, no voy a los hospitales y nunca les hago visita. No tengo problema con la moderación, no me modero. No tengo problemas con el arte contemporáneo, ensucio mis pinceles y me limpio las manos en el pantalón. A parte de esto no tengo mayor problema. Salir a la calle y disparar al azar.  Volver a casa y descansar, sin orejas suficientes que  arrancar cada día y sin problemas.


jueves, 19 de enero de 2017

Heart-Shaped Box


Me enamoré. Ella me dio una caja oscura llena de nada. Tardé años en entender que eso también era un regalo. Kurt kobain escribió una canción sobre todo esto. La tituló Heart-Shaped Box. Todo el mundo sabe que Kurt se suicidó. Kurt Kobain se suicidó. Yo, por entonces, estaba muy deprimido. Todo parecía ir hacia la nada.  Mi amor era un completo fracaso. Entendí lo de Kurt, pero con su muerte era más que suficiente.

Una vez más, salí corriendo de mi última relación tóxica. A pesar de todo me sentía bendecido, por haber sido capaz de amar a tiempo pasado. Bendecido por no perder a mis hijos, entonces, cuando todavía eran pequeños. Me sentía liberado. Todo se presentaba prometedor. Por primera vez en mucho tiempo dormí en el suelo y me sentí muy feliz. Un tiempo nuevo en el que tenía una sonrisa ensayada que mostraba a todo el mundo, un corte de pelo, una americana negra y la barba que no me he quitado desde entonces. 

Ni siquiera era el año 2000. Yo pensaba que todo era un ensayo de lo que estaba por venir. Y lamentablemente era cierto. Un ensayo no es otra cosa que la revalida para el purgatorio. Mi corazón era un desastre en recuperación después de un accidente automovilístico, en el que  yo era el único superviviente. La culpa se mastica, me escupe. No puedo apartar la mirada. Mi educación católica es un problema. Mi formación académica es un problema. Me siento degenerar. Mi corazón es el de un niño corriendo a toda velocidad hacia todo lo que brilla y mi cerebro es el del padre cauteloso que prefiere decir que no, no demasiado rápido, no, no sin un plan. No, no sin una defensa. Mi politoxicomanía es un plan parcial, un secreto a voces y una excusa para el dolor. Olvido el significado de "Demasiado" y en su lugar escucho mucha música y la siento y me siento vulnerable.

No tengo todavía los 33 años y me siento crucificado. En Madrid, de Madrid, hasta Madrid. Conozco todos los Afters, las Strippers y Gogos de las MacroDiscotecas. Conozco toda la gentuza del centro que trafica. Los aparcamientos a las seis de la mañana. Y sonrío mirando el amanecer, mientras me la chupan, conduciendo acelerado, por la A-42, un Martes, 2 horas antes de recoger a mis hijos, antes de llevarlos al colegio.

6 años después, conozco a una mujer exótica y la entrego mi corazón. Me saca de las calles. La digo: Te amaré. Incluso 20 años después de la última vez que te lo haya dicho, también te amaré. Mi cerebro sigue siendo la primera persona. Pienso que he saltado al otro lado. Me vuelvo un tipo normal. En esas estamos. 

Han pasado muchos años.

Pienso en Artaud y su periodo mexicano.


Estoy tomando whisky mientras en la cocina mi hijo, habla con Pac. Pienso en Artaud y su periodo mexicano. Y no encuentro la conexión. No la encuentro. Escucho a Nirvana y abro como en la Biblia, una página cualquiera, en este caso, Antología de Spoon River de Edgar Lee Master. Y no encuentro la conexión. No la encuentro. Me llama un viejo amor -todos los amores son viejos- me habla que a su padre lo operaron de algo. Que tiene dificultades económicas y que su sobrina está embarazada. Y no encuentro la conexión. No la encuentro. Me sirvo otro vaso y luego otro y luego otro. Me fumo un porro. Me masturbo. Luego voy al baño y cago. La mierda corre que es una delicia. El placer más grande del mundo. Todo tiene sentido. Encuentro la conexión. Esta es mi vida. Tengo otras.

domingo, 15 de enero de 2017

E.G.H.D.L.G.P.


E.G.H.D.L.G.P.

Jorge Fernandez Díaz probando la FlashBall Super-pro de Verney Carron.
Un juguete perfecto con el que puedes disparar pelotas de goma al mar Mediterraneo, siempre que tengas cuidado con los negros que nadan por la noche cerca de la playa del Tarajal.
...
https://www.youtube.com/watch?v=lhKD6MKRbY8&feature=share

sábado, 14 de enero de 2017

Drogado




La primera vez te santificas, bendices a quienes se ríen con fuerza de tus heridas.
La segunda vez, maldices el evangelio que se escapa de entre tus dedos y de entre tus dientes.
No hay tercera vez. La tercera vez son todas las veces.
Él parece sorprendido. Es un ángel que oculta su aureola tras la espalda y que esconde las marcas que dejaron sus alas al arrancarlas. 
Dios, si estás ahí, si estás escuchando, quiero que sepas que me haces sentir sucio. Atrapado en el barro, a medio camino entre lo que soy y lo que quieres que sea.
Lo que no te dicen ni Dios ni el Ángel es que se puede crecer incluso en la más fangosa de las aguas; ni que te puedes perdonar cualquier cosa a ti mismo.
Lo que no te dicen ni Dios ni el Ángel es que la máscara que llevas para sobrevivir no tiene por qué ser lo que eres. Ni tienes que ser lo mismo que eras ayer, ni saber lo que vas a ser mañana.
Intentas recomponerte, aunque eso signifique sacar al monstruo para que todos lo vean.
Haces todo lo necesario para sobrevivir.
Todo es extraño.
Aquí es donde te pierdes.
Tu piel es extraña.
Tu voz suena estrangulada.
No hay espejos.
Te sientes traicionado.
Abandonado.
Ni Dios ni el Ángel te dicen porqué te han abandonado.
El final está lejos de aquí, más allá de los prados baldíos.
El final está posando la mirada sobre la línea del horizonte.
¿Quién sabía que el sacrificio era tan profano?
En comunión, una mano en la garganta y otra en el corazón sirven para olvidar cada palabra, excepto su nombre.




domingo, 8 de enero de 2017

Podemos caminar descalzos sobre los huracanes.


Últimamente paso mucho tiempo en los trenes. Siempre estoy entre dos lugares. La estación que acabo de dejar y la que está por llegar. Miro por la ventana reconociendo los mismos paisajes de ida y vuelta pero con distinta luz. Mas o menos cerca de casa, mas o menos tarde. Viajar en tren es una forma ordenada de vivir, porque aunque hay una parte de mí que siempre quiere estar en otro lugar, todo el tiempo calculo la distancia hasta mi hogar.

Soy el que siempre quiere irse, pero siempre se queda. Estoy en un tren. Aunque conozco el nombre de la parada en la que me bajo, siento que no voy a ninguna parte. Eso soy yo desde los 15 años, un tipo que sonríe y no sabe hacia donde se dirige.
Pienso en la gente que no me gusta y me doy cuenta que la lista va creciendo. Si me dejan otros cuarenta años, acabo con cualquiera. Me imagino viejo y gruñendo hacia cualquier cosa que se mueva o respire.


He estado escribiendo sobre todo esto, de forma continuada, desde al menos diez años. Antes también, pero además tenía el dibujo, y el dibujo era suficiente. Ahora escribo. Sin fin, sin plan, de forma automática. Arranco una palabra del teclado y luego sigue un párrafo, luego otro. No se muy bien lo que hago. Para mí, escribir, es lo mismo que dibujar o caminar o viajar en tren. Todo es la misma cosa. Todo me conduce hacia un mismo sitio: Ninguno.

Tal vez escribo o dibujo o viajo en tren porque es mi manera de tratar de llegar al otro lado.

Esto es lo que sé:
Hay mas sentimientos en el mundo que palabras. Por eso nos ahogamos. Porque no sabemos lo que nos pasa.
A esto de no saber lo que nos pasa si le ponemos palabras: Ansiedad, depresión, trastorno de la personalidad y un montón de recetas añadidas.
Hay muchas más palabras para los colores. Cientos de maneras de describir el azul y los océanos y los cielos y la profundidad.
Esta es la razón por la que los pintores están a salvo. Porque, aunque no pueden describir los sentimientos, tienen los colores.
Seguramente haya mas escritores suicidas, poetas, periodistas o actores que pierden la cabeza que pintores. Los pintores podemos caminar descalzos sobre los huracanes.

viernes, 6 de enero de 2017

Fashion Victim


Elijo creer en los mitos. Elijo creer en el glamour, en las estrellas y en el color rosa. En todos los kistch. En los trucos y la música de ascensor. Elijo creer en la televisión y en las redes sociales. Elijo un mundo dominado por la moda y la imagen retocada por ordenador. Elijo un momento tranquilo de la historia. Elijo la paz. No quiero escuchar el sonido de las bombas en oriente ni las penas económicas de occidente. Elijo la filosofía del Spa y las ventajas del libre comercio. Elijo Europa. Elijo la televisión por cable. No quiero problemas, solo quiero un cambio de ropa y una ducha caliente cuando salgo del gimnasio. Puedes decir que estoy enjaulado, pero en occidente, al menos te quieren vivo.

Ven y mira la lluvia


Le digo: Ven y mira la lluvia.
Luego le digo: Que yo soy la lluvia y que estoy aquí.
Además le digo: Que las mujeres se quejan hasta que les comes el coño y que hay muchos tipos que ya no comen coños porque el sabor les parece muy fuerte.

Son unos idiotas que no saben lo mal que les sabe la polla. Mucho peor que un coño. Mucho peor que un culo pegado.

Imagina la punta de tu polla sudada, orinada, sin ordeñar desde hace al menos una semana y la sal que se acumula con el hedor y el rocío de tu pubis alrededor del prepucio.

Insoportable.

Los hombres son débiles. La mayoría de los tíos heterosexuales en realidad son unos masturbadores compulsivos que disfrutan oliendo su propio sobaco.

Al menos en Europa.

Mucho más en Estados Unidos.

No tengo datos sobre los orientales, pero los rusos son la misma historia. Y  en Latino América, machistas autocomplacientes, ni se plantean el problema.

Todos disfrutan viendo llorar a una mujer.

En la fantasía machista: Ellas disfrutan mientras son humilladas, insultadas, folladas, vapuleadas, escupidas, multipenetradas, abofeteadas y si es posible eyaculadas, meadas y en últimas: Muertas y perfectas.

Todas las civilizaciones construyen sus límites. En  nuestra sociedad  Ultra-capitalista, el límite colapsa contra sí mismo. Mira tu presidente: Imagina que T.R.U.M.P. entra en tu dormitorio una noche y no le parece suficiente con violar a tu mujer. Sostiene en su mano izquierda una porra que te quiere meter por el culo.

jueves, 5 de enero de 2017

Detrás de cada cosa hermosa, hay algún tipo de dolor.


Detrás de cada cosa hermosa, hay algún tipo de dolor, del de verdad, del que se sufre sin testigos. Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría.

Ellos tenían la biblia, Nosotros la tierra


Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
Eduardo Galeano

Una vez, un poema

Los poemas no se parecen a los cuentos, ni siquiera cuando son narrativos. Todos los cuentos tratan de batallas, de un tipo o de otro, que terminan en victoria y derrota. Todo, avanza hacia el final, cuando habremos de enterarnos del desenlace.
Indiferentes al desenlace, los poemas cruzan el campo de batalla, socorriendo a los heridos, escuchando los monólogos delirantes del triunfo y del espanto. Procuran un tipo de paz. No por la hipnosis o la confianza fácil, sino por el reconocimiento y la promesa de que lo que se ha experimentado no puede desaparecer como si nunca hubiera existido. Y, sin embargo, la promesa no es la de un monumento. (¿Quien quiere monumentos en el campo de batalla?) La promesa, está en que el lenguaje ha reconocido, ha dado cobijo, a la experiencia que lo necesitaba, lo pedía a gritos.
Los poemas están más cerca de las oraciones que los cuentos, pero en la poesía no hay nadie detrás del lenguaje que se recita. Es el propio lenguaje el que tiene que oír y agradecer. Para el poeta religioso, la Palabra es el primer atributo de Dios. En toda la poesía, las palabras son una presencia antes de ser medios de comunicación.

No obstante, la poesía utiliza las mismas palabras y, más o menos, la misma sintaxis que, por ejemplo, el informe anual de una empresa multinacional. (Empresas que preparan, para su propio provecho, los más terribles campos de batalla del mundo moderno). ¿Qué hace entonces la poesía para transformar tanto el lenguaje que, en lugar de limitarse a comunicar información, escucha y promete y desempeña el papel de un dios?
El que un poema use las mismas palabras que el informe de una multinacional no es más significativo que el hecho de que un faro y una celda de prisión puedan estar construidos con piedra de la misma cantera, unidas con la misma argamasa. Todo depende de la relación entre las palabras. Y la suma total de todas esas relaciones posibles depende de la manera en la que el escritor se relaciona con el lenguaje, no como vocabulario, no como sintaxis, ni siquiera como estructura, sino como un principio y una presencia.
El poeta sitúa el lenguaje fuera del alcance del tiempo; o, más exactamente, el poeta se aproxima al lenguaje como si fuera un lugar, un punto de encuentro, en donde el tiempo no tiene finalidad, en donde el propio tiempo es absorbido y dominado.
La poesía habla, con frecuencia, de su propia inmortalidad, y esta reivindicación es mucho más trascendente que la de un poeta determinado perteneciente a una historia cultural determinada. No debe confundirse aquí la inmortalidad con la fama póstuma. La poesía puede hablar de inmortalidad porque se abandona al lenguaje en la creencia de que el lenguaje abraza toda experiencia, pasada, presente y futura.
Seria engañoso hablar de la promesa de la poesía, pues una promesa se proyecta en el futuro, y es precisamente la coexistencia del futuro, el presente y el pasado lo que propone la poesía.
A una promesa que afecta el presente y al pasado tanto como al futuro mejor la llamaríamos certeza.


Una vez en un poema, John Berger. En "Y nuestros rostros, corazón, breves como fotografías”.

lunes, 2 de enero de 2017

Sobre el dibujo



" Todos los grandes dibujos se hacen de memoria. Por eso lleva tanto tiempo aprender. Si el dibujo fuera una mera transcripción, una especie de guión, unos cuantos años bastarían para enseñarlo. Incluso cuando tienes el modelo delante dibujas de memoria. El modelo sirve de recordatorio. Pero no es un recordatorio de un estereotipo que te sabes de memoria; tampoco de algo que recuerdas conscientemente. El modelo te recuerda unas experiencias que solo puedes formular y, por consiguiente, recordar dibujando. Y esas experiencias se añaden a la suma total de tu conciencia del mundo tangible, tridimensional, estructural."
John Berger, Sobre el dibujo

La diferencia entre un borracho ruso y un borracho alemán, según Dostoyevski



Creo que la más importante y profunda necesidad espiritual del pueblo ruso es la necesidad de sufrimiento, perpetua e insaciable, en todas partes y por todo. Por lo visto, esa ansia de sufrimiento hunde sus raíces en la noche de los tiempos. Una corriente de sufrimiento atraviesa toda su historia, no sólo procedente de catástrofes y desastres externos, sino que brota del propio corazón del pueblo. Hasta en la felicidad necesita el pueblo ruso que haya una parte de sufrimiento, de otro modo la felicidad no es completa. Nunca, ni siquiera en los momentos más señalados de su historia, ha asumido un aire orgulloso y triunfante, sino más bien conmovido hasta el dolor: suspira y atribuye su gloria a una gracia del Señor. Se diría que el pueblo ruso disfruta del sufrimiento. Y eso vale tanto para la nación en su conjunto como para los individuos, al menos hablando en general. Prestad atención, por ejemplo, a las múltiples variedades del granuja ruso. No se trata sólo de simple depravación desenfrenada, que a menudo sorprende por la amplitud de su audacia y el grado de abominación a que puede llegar un alma humana. Ese granuja es ante todo un hombre que sufre. El ruso, incluso el más tonto, desconoce esa satisfacción ingenua y solemne de sí mismo. Comparad, por ejemplo, a un borracho ruso con un borracho alemán: el ruso es más repugnante que el alemán, pero el borracho alemán es indudablemente más estúpido y ridículo que el ruso. Los alemanes son un pueblo eminentemente satisfecho de sí mismo y orgulloso. En el borracho alemán esos rasgos nacionales básicos resaltan en proporción con la cerveza ingerida. El borracho alemán es, sin ningún género de dudas, un hombre feliz y nunca llora; entona canciones en las que se jacta de su condición y se enorgullece de sí mismo. Llega a casa borracho como una cuba, pero lleno de vanidad. Al borracho ruso le gusta ahogar sus penas en alcohol y llorar. Y si fanfarronea, no lo hace por jactancia, sino simplemente por armar jaleo. Siempre recuerda alguna ofensa e insulta a su ofensor, ya esté presente o no. Puede afirmar, con el mayor descaro, que es poco más o menos un general, se pondrá a proferir amargos insultos si no le creen y terminará llamando a «la guardia» para convencerlos a todos. Pero precisamente la razón de que sea tan grosero y de que llame a «la guardia» es que en lo más profundo de su alma de borracho está plenamente convencido de que no es un «general», sino un borracho repugnante y que ha caído a un nivel más bajo que una bestia. Lo que aquí vemos a una escala insignificante vale también para casos más importantes. El granuja más inveterado, incluso aquel cuyo descaro y vicios refinados parecen tan atractivos que otros imbéciles siguen su ejemplo, tiene como una especie de intuición, en lo más profundo de su alma, de que en el fondo no es más que un canalla. No está satisfecho de sí mismo; su corazón se ahoga en reproches y él se venga en quienes le rodean; se enfurece y ataca a todos, hasta que llega al límite, debatiéndose con el sufrimiento que va acumulándose sin pausa en su corazón y al mismo tiempo embriagándose voluptuosamente de ese dolor. Si es capaz de levantarse después de esa caída, se venga en sí mismo de una manera terrible, imponiéndose castigos más crueles que los que él infligió a los demás por los tormentos secretos de su propio descontento, cuando los vapores de su degradación le cegaban.


FIÓDOR DOSTOIEVSKI, Diario de un escritor, Alba Editorial, Barcelona, 2007, traducción de Víctor Gallego Ballestero, vía edición digital en Lectulandia, págs. 48 y 49

Todas las mañanas


Todas las mañanas pienso que la única persona que me gustaría ser es la que era ayer. Todos los días pienso lo mismo, pero el tiempo sigue pasando y cada día soy una versión desmejorada de lo que era el día anterior. Un día y otro día y así todos los días. 
Luego me preguntan cosas del tipo: "¿Cómo estás?" y contesto: "Bien, estoy bien" 
Cuando en realidad me gustaría contestar: "Me duele la cabeza, lo veo todo borroso, y me siento solo y deprimido. Me preocupa todo, porque el mundo se derrumba y todo parece una mierda."
Todas las mañanas pienso que pronto llegará la noche y podré descansar.