El miedo a una posibilidad
miércoles, 25 de junio de 2025
Rubén Darío. La cárcel del alcohol
La cárcel no siempre es literal. La vida también es metáfora. Lo que nos sucede a la vez vela y revela secretos profundos, oceánicos. Hemos inventado multitud de maneras de apresarnos. Encerrarnos para no ser, escondernos de lo real, abismados por lo que no podemos digerir.
La cárcel del genio Rubén Darío fue el alcohol. Abandonado por sus padres que precipitaron un matrimonio sin futuro alguno, el pequeño se perdió un buen día y alguien lo encontró más tarde refugiado en las ubres de una vaca. No había recibido el calor de la teta de su madre.
El genio se reveló precoz, y también un alma en extremo sensible y una débil voluntad que lo puso a merced de todo aquél que decidió engatusarlo dándole un par de tragos de alcohol. Rubén decía: tengo sed. Y se perdía para él toda noción del tiempo, el espacio o el deber.
La borrachera acompaña algunos de los hitos de la vida del poeta: cuando Rafaela, su primera mujer, fallece, se bebe las lágrimas junto con el vino; alguien lo emborracha poco después para que case con Rosario Murillo; cuando no puede con la pena de existir, se marcha a las tabernas; al final de su vida, ya enfermo de tantos excesos, un tal Bermúdez decide llevárselo de gira (que será peregrinación a la tumba) a América, y por si el poeta se echa atrás en el último momento, le administra licor en abundancia y se asegura así de que embarquen. Su mujer entonces, Francisca Sánchez, llora y sabe que la partida es un error. Meses después se entera por los periódicos de que el gran genio ha muerto.
Es posible buscar en las páginas de sus prosas y poemas y en las biografías de sus estudiosos los motivos íntimos de la adicción. Darío solía decir que sólo era un enfermo, que los amigos lo llevaban por el mal camino, que no tenía la culpa de que Dios le hubiera dado un alma débil y un cuerpo al que atacaban sin piedad todos los pecados capitales. La ebriedad le permitía a instantes olvidar la continua tortura de ser hombre. Su sensibilidad, como su genialidad, era extrema. Los pequeños golpes de la vida le abrasaban por completo el corazón. Las historias de miedo prolongaban sus insomnios durante días; las enfermedades de sus seres queridos lo sumergían en la depresión. A veces el vino lograba sacarlo un instante de esa timidez feroz que lo mantenía en silencio cuando todos esperaban su discurso. Tenía el don de la poesía, pero era incapaz de hablar en público.
En «El humo de la pipa» relató las visiones que le regalaba una experiencia narcótica. En la más elaborada, Darío caminaba por un mundo en el que todos los seres testimoniaban ser amados (y lo repetían, soy amado, decía el árbol, soy amado, clamaba el pájaro, somos amadas, gritaban las piedras), salvo él. ¿Donde estaría su hogar?
Tengo sed, decía el poeta, cuando la noche se ponía al lado de alguno de sus amigos. Y luego alzaba la vista, miraba al horizonte con sus ojos cándidos y profundos, como a la escucha (porque él, como todos los grandes, sobre todo escuchaba), y era posible comprender que su sed, calmada como sucedáneo por el alcohol, era en realidad sed de sentido y de infinito. Sed de Amor. Amor en mayúsculas y Sed en mayúsculas, porque era un genio. A la vez que un niño perdido.
Vargas Vila, que fue su amigo, dijo de él: «Nunca un alma más pura se albergó en un cuerpo más pecador, sin mancillarse; era como un rayo de estrella reflejado en el fondo de un pantano».
lunes, 23 de junio de 2025
Llorar
Nos incomodaba mostrar nuestro dolor, pero, al mismo tiempo, atrapados como estamos en la permanente puesta en escena de nuestras vidas, queremos que se vea.
ESTROFAS DEL ÉTER
Ahora he de caer de la gran esfera
Al tiempo que en París celebran una gran fiesta
La gente se reúne en Gare de l´Est
Y ondean banderas de seda.
Yo no formo parte de ellas.
Yo vuelo por el gran espacio.
Yo participo de cada sueño
Y leo en los miles de semblantes.
Un hombre enfermo yace en su lamento.
Me hipnotiza su última mirada.
Añoramos un día de domingo ya pasado…
Una negra cruz satura el aposento…
(Este poema es para Hardy) (2)
1.Poemas publicados en el primer poemario de Emmy Hennings, que finalmente se tituló Die letzte Freude (Kurt Wolff Verla, Leipzig, 1913).
2. Hardy era uno de los seudónimos del escritor, periodista, letrista y poeta alemán, Ferdinand Kardekopf (1876-1954), amante de Emmy Hennings. (N. del T.)
ÉTER (1)
La lluvia golpea los cristales
Una flor brilla carmesí.
Aire frío me sopla de frente.
¿Sigo despierta o la muerte anida en mí?
Un mundo se otea lejano, muy lejano,
Un reloj marca lentamente las cuatro.
Y yo ajena a cualquier tiempo,
Caigo en tus brazos…
(Dedicado a Robert Jentzsch)
1.Aunque sin título en la edición de La última alegría, este poema fue publicado por primera vez en la revista PAN (Año III, nro 2. 10 de octubre 1912), con el título “Éter”, bajo el marbete general “Estrofa del éter”. En dicha revista se reprodujo la nota con la que los envió la propia Emmy Hennings: “Muy estimado Sr. Kerr (Alfred Kerr, director de la revista). Soy cantante en el teatro Apolo, en Katowitz, aunque cada mes actúo en una ciudad distinta, y también estuve en Berlín en el Olympia Varieté, y en enero estaré en el Cabaret Linden. En gran estima, Emmy Hennings, Katowitz, teatro Apolo”. (N. del T.)
OTRO POEMA DEL ÉTER (1)
Y en la noche, en la profunda oscuridad,
Caen imágenes de las paredes,
Largas manos intentan aferrarme,
Y alguien ríe con insolente maldad.
Y una mujer de pelo verde,
Me contempla entristecida
Y dice que una vez fue madre,
Su pena no puede soportar.
(Oprimo espinas en mi corazón
Y en silencio aguanto,
Y quiero sentir todo dolor,
Pues alguien lo pretende de mí.)
1.También sin título en la edición de La última alegría, fue publicado por primera vez en la revista PAN (Año III, nro 2. 10 de octubre 1912), con el título “Otro poema del éter”, e igualmente bajo el marbete general “Estrofas del éter”. (N. del T.)
A FRANZI (1)
Camino solitaria por los callejones,
Y la noche se desploma.
Suavemente canto tus canciones.
Me siento tan abandonada.
En la mortecina luz roja,
oh, qué dolorosa tu boca,
dulce y pálido tu rostro,
Y tu canción que sonaba tan cálida.
Ojos acostumbrados a las lágrimas,
que experimentan la pena del amor,
cual dos apagadas estrellas,
en las que suaves fuegos ardían…
1.Por entonces, amiga íntima de Emmy Hennings. (N. del T.)
UN SUEÑO
Yacemos en un profundo mar
Y nada sabemos del dolor y el mal.
Nos mantenemos abrazados
Y rodeados por nenúfares.
No anhelamos ni ansiamos ni queremos nada ya.
Ningún deseo tenemos.
Amado, de algo sí carezco,
un deseo aún padezco:
la añoranza de añoranza.
HIPNOSIS
En algún lugar de alguna tierra lejana,
mi cuerpo se duele.
Hace tiempo que ya no lo siento,
Los pies son pesados como el plomo,
El pecho está hueco y calcinado.
Nada me duele pero me oprimen los dolores,
Miro tus ojos, como extasiada.
Me vence el sueño, flamean las velas,
Alumbrándome hacia tierra inexplorada.
(Para Siurlai) (1)
1.Otro seudónimo de Ferdinand Kardekopf. (N. del T.)
EN CASA
Envela durante toda la noche
-Llameaba una luz en vidrio verde-
Vigilaba mi abuela desde una ventana enrejada,
Y aprecié su rostro marchito.
Los muebles en la estancia,
En ellos descansa todo nuestro dolor.
Y cuando alguien muere, en ese momento,
El reloj se detiene con enfermizo quejido.
EN EL HOSPITAL
Todos los otoños ante mí.
Enferma yazco en la blanca habitación,
Aunque preferiría danzar.
Siempre pienso en los violines.
Y centellean miles de luces.
¡Oh, qué bella me encuentro hoy!
Rostros maquillados de color
Deslizándose veloz con la danza.
Oh, las muchas rosas marchitas
Que traigo en la noche a casa,
Estrujadas por tanta caricia
Permanecían sobre la mesa en la mañana.
Vuelvo a pensar en las muchachas,
Que como yo ejercen el amor.
Cuando cantamos canciones populares,
Entre sollozos, entre risas.
Y ahora yazco abandonada
en la silenciosa habitación blanca.
¡Oh, vosotras hermanas de las calles,
Visitadme en el sueño de la noche!
TRAS EL CABARET
Vuelvo a casa de mañana.
El reloj marca las cinco, ya amanece,
Pero la luz aún ilumina el hotel.
Por fin acabó el cabaret.
En una esquina mastican unos niños,
Caminan los campesinos hacia el mercado,
A la iglesia van los viejos en silencio.
Las campanas dela torre repican severas,
Y una ramera de rizos salvajes
Deambula vencida por la noche y el frío.
***
Dos veces he sido ya engendrada,
Y entonces también cantaba por dinero,
Aunque el mundo me resultaba soleado,
Y ahora he perdido mi alegría.
En algún lugar lejano el tiempo se diluye,
Lo siento escapar de mis brazos.
Pienso en mis comienzos.
¡Qué profunda me golpea la eternidad!
***
Solitaria vago por las noches y pienso en ti.
A veces veo un abrigo igual al tuyo.
Y entonces te llamo silenciosamente por tu nombre.
Mi corazón callado de tristeza.
Cansada me apoyo en el muro y cierro los ojos,
Despacio fluyen las lágrimas a la tierra.
El mudo queda muy atrás.
Floto entre blancas nubes hacia abiertos brazos.
Una lluvia de rosas me empapa y alivia
mis enfermos ojos.
Todo es tan blanco y suave.
Tan dulce.
(Dedicado a Ferdinand Hardekopf)
Traducción de FERNANDO GONZÁLEZ VIÑAS
Pensamientos
Estos días y semanas
que no se encuentran en ningún calendario,
estas horas y minutos desconocidos para el reloj,
cuando todos esos barcos oxidados del pasado, hace mucho
que se fueron al fondo de la vida, custodiando los sueños hundidos
echando sus penas para hinchar este dolor con la memoria.
El terror nos rodea a los dos, mi alma. Nada más vendrá.
No puedo describir los horrores y, lo que es peor, no puedo huir.
Una pared es todo.
Estoy cortado por cuchillos que no veo, me pican las abejas,
puedo sangrar en silencio, mis dolores están entumecidos de admiración.
¿Dónde los guardas a todos, alma mía? ¿Cuánto puedes soportar?
¿Qué pregunta se está haciendo? ¿Podrán los humanos saber?
Dientes locos están en forma de hombre y mastican mi amor en pedazos,
Y no puedo hacer nada, alma mía, sino esperar su corte de garra,
pidiendo solo que mi carne aguante
y mi angustiado pensamiento consolado en la sorpresa,
y mi amor sobrevive a estos brutales enigmas,
que te complazco, alma mía . . . si solo tu…
Como siempre
cae en el cuello de siempre
en el lugar de siempre
a la hora de siempre
como siempre.
Quiero hacer una pregunta aterradora
Quiero hacer una pregunta aterradora,
“¿Qué hora va a ser?”
Que el domingo nunca llegó,
mintió, hablando en lenguas,
calurosa caminata por Nueva York, en eneros llenos de humo,
mi espalda está quemada por la luna,
y me duele el brazo
los blues vienen cabalgando,
ecos introspectivos de un viaje,
la verdad es una guitarra en llamas,
te bajas en la calle 59 para siempre.
domingo, 22 de junio de 2025
Disney porno
Fue el ratón Mickey y el porno en la internet
Lo que te arruinó la mente y ahora no podés coger
Sin imitar
Ni disfrutás tu piel
O quizás fue el pesticida en el vegetal de ayer
O tal vez fueron tus padres
La verdad, no importa qué
Pero estás bien cagado
¿Pero quién no? ¿Pero quién no?
Si alguien dice estar cuerdo es el más loco del salón
¿Sí o no? ¿Sí o no?
Es el precio que pagamos tras haber matado a Dios
Y si te sirve la ciencia, la política o la fe
O quizás la astrología, el amor o la TV
No importa en qué, si no crees, te reventás
De Tin Marín, de Do Pingüe
Cúcara Mácara, títere, fue
Yo no fui, fue Teté
La culpa no existe, me la inventé
Me fui, me fui, no me busqués
A dónde, no importa, ya me olvidé
Y te perdí y tengo sed
Yo mismo hice el pozo y después me enterré
De Tin Marín, de Do Pingüe
Cúcara Mácara, títere, fue
Yo no fui, fue Teté
La culpa no existe, me la inventé
Me fui, me fui, no me busqués
A dónde, no importa, ya me olvidé
Y te perdí y tengo sed
Yo mismo hice el pozo y después me enterré
¿Pero quién no? ¿Pero quién no?
Si alguien dice estar cuerdo es el más loco del salón
¿Sí o no? ¿Sí o no?
Es el precio que pagamos tras haber mat—
(Bueno, ya entendimos)
(¿Nani?)
Ichi, ni, san, yon
Arigato
Ichi, ni, san, yon
Arigato
Ichi, ni, san, yon
Arigato
Ichi, ni, san, yon
Arigato
Alan Sutton y las criaturitas de la ansiedad
Sin mensajes
«Revisé mi teléfono: no tenía mensajes. Para eso están los teléfonos móviles, para darte cuenta de que nadie piensa en ti. Antes, siempre podías soñar que alguien intentaba contactarte, hablarte, amarte. Ahora vivimos con este objeto que materializa nuestra soledad.»
David Foenkinos, «La tête de l’emploi»
Tiempo libre
Nadie bebe cuando tiene tiempo libre, ni escribe en sus ratos de ocio. Uno organiza su vida para tener tiempo de escribir y momento para beber. Escribir y beber son parte de lo misma cosa, la huida hacia delante.
lunes, 16 de junio de 2025
La indiferencia
«Cuando ya no te quieran, lo sabrás, aunque no te lo digan. Lo sentirás desde lo más profundo del alma, porque la indiferencia jamás pasa desapercibida».
Las cosas cambian
Raymond Carver, De qué hablamos cuando hablamos de amor
Extraño
Te extrañé mientras salía de la cama y cuando me lavaba los dientes; cuando esperé en las luces en el camino hacia el trabajo y mientras escuchaba la lluvia fuera de mi ventana.
Te extrañé mientras pedí el almuerzo y cuando me quité los zapatos cuando llegué a casa; cuando apagaba las luces y me me metí en la cama por la noche.
Te extrañé sin lágrimas, ni ruido ni fanfarria.
Pero oh cómo lo sentí.
Lo sentí por la mañana, a la hora del almuerzo, por la tarde y por la noche. Lo sentí mientras despertaba, mientras esperaba, mientras trabajaba. Lo sentí en casa, en el camino, en la luz, en la oscuridad, en la lluvia.
Lo sentí en cada uno de esos momentos, cada uno sentado más y más pesado mientras el peso de mí extrañándote seguía creciendo y creciendo.
Sí, te extrañé tan silenciosamente hoy.
Pero lo sentí tan fuerte.
Becky Hemsley
Regreso
Uno abandona un lugar y cuando pasa el tiempo intenta la maniobra, la imposible maniobra del regreso, resulta que uno ya no es el mismo, no solo uno ya no es el mismo sino que el lugar ya no es el mismo, se ha corrido, se ha modificado, se ha degradado, se ha disfrazado se ha tergiversado o ha sido sustituido. Uno vive sustituyéndose, el hombre que soy hoy, ha sustituido al que era al que pretendo regresar. Los lugares donde yo estuve, las mujeres que amé y a las que eventualmente quisiera volver, tampoco son las mismas y han sido sustituidas por otras, así que es imposible regresar a un lugar, Sin embargo hay una pulsión del regreso, tratar de retrasar el paso del tiempo, detener el deterioro, jamás los pedazos de una jarra que se ha caído y roto, saltan del piso a la mesa y se reconstruyen. Tampoco ocurre encontrarse después de 50 años y volver a tener 15, nunca sucede eso. Que tengo que ver yo con mis 70 años actuales con el muchacho que fui a mis 15, nada, absolutamente nada. No se puede, pero… se desea regresar”.
Ausencia
El universo es una inmensa perversidad hecha de ausencia. Uno no está casi en ningún lado. Sin embargo, en medio de las infinitas desolaciones hay una buena noticia: el amor.
domingo, 15 de junio de 2025
¡MOLTISSIMO PIU AVANTI ANCORA!
¡MOLTISSIMO PIU AVANTI ANCORA! Si en vez de las estúpidas panteras y los férreos estúpidos leones, encerrasen dos flacos mocetones en esa frágil cárcel de las fieras, No habrían de yacer noches enteras en el blando pajar de sus colchones, sin esperanzas ya, sin reacciones lo mismo que dos plácidos horteras; Cual Napoleones pensativos, graves, no como el tigre sanguinario y maula, escrutarían palmo a palmo su aula, buscando las rendijas, no las llaves... ¡Seas el que tú seas, ya lo sabes: a escrutar las rendijas de tu jaula!
ALMAFUERTE
¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA!
¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA! El mundo miserable es un estrado donde todo es estólido y fingido, donde cada anfitrión guarda escondido su verdadero ser, tras el tocado: No digas tu verdad ni al mas amado, no demuestres temor ni al mas temido, no creas que jamás te hayan querido por mas besos de amor que te hayan dado. Mira como la nieve se deslíe sin que apostrofe al sol su labio yerto, cómo ansia las nubes el desierto sin que a ninguno su ansiedad confíe... ¡Trema como el infierno, pero ríe! ¡Vive la vida plena, pero muerto!
ALMAFUERTE
¡MOLTO PIU AVANTI!
¡MOLTO PIU AVANTI! Los que vierten sus lágrimas amantes sobre las penas que no son sus penas; los que olvidan el son de sus cadenas para limar las de los otros antes; Los que van por el mundo delirantes repartiendo su amor a manos llenas, caen, bajo el peso de sus obras buenas, sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes! ¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos! ¡nunca sigas impulsos compasivos! ¡ten los garfios del Odio siempre activos los ojos del juez siempre despiertos! ¡Y al echarte en la caja de los muertos, menosprecia los llantos de los vivos!
ALMAFUERTE
¡PIU AVANTI!
¡PIU AVANTI! No te des por vencido, ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido. Ten el tesón del clavo enmohecido que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo; no la cobarde estupidez del pavo que amaina su plumaje al primer ruido. Procede como Dios que nunca llora; o como Lucifer, que nunca reza; o como el robledal, cuya grandeza necesita del agua y no la implora... Que muerda y vocifere vengadora, ya rodando en el polvo, tu cabeza!
ALMAFUERTE
AVANTI!
Poeta en bicicleta
Ah, poetas de mi tierra,
poetitas de mierda
con quienes aprendí a conocer
una nueva enfermedad:
la trinofobia.
Poetas de poetas,
esqueletos de oficina,
telefónicos versos,
dominicales y amarillos,
sálvensesipueden,
novios cíe la muerte,
vividores de la luna,
no se sorprendan
cuando guiando mi bici
les caiga encima,
transeúntes de vías láctea
y lean el periódico aman
al otro día:
«Poeta Zutano,
recuperándose.
Le cayó encima
un ángel de cien metros».
Alcohol y literatura
Si bien es cierto que la Generación Beat es, junto a la bohemia parisina de finales del siglo XIX y principios del XX, el mayor exponente de la relación que existe entre la literatura y el alcohol, ya en la época de Cristo contamos con Publio Ovidio Nasón y Cayo Valerio Catulo, poetas romanos que escribieron sobre la bebida con conocimiento de causa, hecho que demuestra la íntima relación entre ésta y las letras desde prácticamente sus inicios.
Autores del Siglo de Oro español, como Lope de Vega o Francisco de Quevedo, y William Shakespeare allende las fronteras, han sido también relacionados con el elixir de los dioses. De hecho, Arturo Pérez-Reverte retrató en Alatriste a Lope de Vega como un beodo ducho con la espada y las mujeres; y diferentes estudiosos del dramaturgo inglés por excelencia atribuyen sus versos de menor calidad a las jaquecas que sufría debido a la resaca.
Sin embargo, hay que adentrarse en el siglo XIX para esclarecer un nítido vínculo entre el alcohol –y muchas veces otros vicios, como el opio y las letras. Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire, Antón Chéjov, Fiódor Dostoievski, Alejandro Dumas, Ernest Hemingway, Victor Hugo, Arthur Rimbaud, Mark Twain, Paul Verlaine y Oscar Wilde, entre otros, son destacados literatos cuya vida y obras han estado íntimamente ligadas a la bebida, llegando a apologizar con fervor su uso y abuso. En ese tiempo rifaba la Dama Verde, la Absenta.
Hemingway dijo aquello de que “el vino es la cosa más civilizada del mundo” y que “un hombre no existe hasta que se emborracha”, Alejandro Dumas estableció que “la comida es la parte material de la alimentación, pero el vino es la parte espiritual de nuestro alimento”, y Chéjov llegó a considerar que “un hombre que no bebe no es completamente un hombre”.
Desligándonos de Chéjov y llegando más allá de las cuestiones de género, cabe destacar que el binomio alcohol-literatura no está circunscrito exclusivamente a los escritores varones. Ya en el siglo XX encontramos ejemplos de autoras que han sido relacionadas con la bebida, como Marguerite Duras, Patricia Highsmith, Dorothy Parker y Anne Sexton. Aunque el alcoholismo pueda parecer cosa de hombres, Duras es el claro ejemplo que desmiente esa tesis: “He vivido sola con el alcohol durante veranos enteros, en Neauphle. La gente venía los fines de semana. Durante la semana estaba sola en la gran casa, y allí el alcohol adquirió todo su sentido. El alcohol hace resonar la soledad y termina por hacer que se lo prefiera antes que cualquier otra cosa. Beber no es obligatoriamente querer morir, no. Pero uno no puede beber sin pensar que se mata. Vivir con el alcohol es vivir con la muerte al alcance de la mano. Lo que impide que uno se mate cuando está loco de la embriaguez alcohólica es la idea de que, una vez muerto, no beberá más”.
En continuidad cronológica, dentro del siglo XX, nos encontramos con abundantes autores vinculados al etileno, muchos de ellos de una forma compulsiva, como el citado Bukowski, Truman Capote, Raymond Chandler, Scott Fitzgerald, Omar Jayam, Jack Kerouac, Malcolm Lowry, Joseph Roth, Dylan Thomas y Hunter Stockton Thompson. Lejos de tomarlo como un elemento negativo de su propia existencia, muchos de estos literatos tomaban su adicción al alcohol como un elemento clarividente de su propia grandilocuencia (Capote llegó a afirmar “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”.) o como la vía de escape ante una realidad lacerante (Bukowski: “Cuando bebes el mundo aún está ahí afuera, pero en ese momento no te tiene cogido del cuello”).
Es indudable que el alcohol puede suponer, según su uso y abuso, una peligrosa amenaza para la salud. Pero es indudable, también, que en casos específicos ha conseguido convertirse en una auténtica musa para las letras. Decía Raymond Carver, para contradecir este artículo, que nunca escribió una frase que valiese la pena mientras estaba bajo la influencia del alcohol, pero lejos de hacer apología de la bebida hay que reconocer que ésta ha sido una fiel amante de las letras, y que bebida y letras han conseguido concebir juntas muchas de las grandes obras literarias de la Humanidad.
Alba Chaparro
Mundos extraños
"Éste es un mundo extraño. Está el rock and roll y un par de cosas buenas. David Bowie, los Clash, los Stones y alguno de los nuevos, como Living Colors o Sonic Youth, pero también está la televisión, y la televisión te recuerda constantemente el terreno que pisas. Televisión nacional y también televisión alemana, italiana, inglesa y mejicana. Puedes volverte loco, porque lo anormal es la norma, y todo es extraño y sorprendente aunque nadie parezca sorprendido. Es tan jodidamente raro que a veces parece lo único real. Piernas cortadas de Cuajo y senadores que se revientan los sesos con una pistola y chicas que se desnudan y empleados de banca que se desnudan y programas concurso donde un tío lo sabe todo sobre ingeniería genética o sobre la fabricación de galletas para perro, y miles de millones en premios y tíos capaces de darle por el culo a la virgen del rocío a cambio de un apartamento en la playa. No sé mucho de nada, pero conozco a todos los presentadores de todas las cadenas y puedo notar cualquier cambio en los decorados de los telediarios. Me quedo toda la noche viendo combates de boxeo. He visto caer a Leonard, y se me saltaban las lágrimas. He visto caer a Tyson, y aún no me lo creo. He visto resucitar a Foreman. A veces apago el televisor y me quedo mirando mi reflejo en la pantalla. Estoy solo y la habitación se comprime para entrar en la pantalla. Me siento como en casa.
No lo sabía cuando cogí la habitación. No sabía que la ventana frente a la cama era el gran agujero del culo de mi alma, y ahora andaban todos asomados. Querían verlo todo. Querían saber más que yo. Había uno en cada balcón. Esperando. Estaban ahí, esperando sin hacer nada, los muy jodidos. Querían un poco de fiesta. Me paseaba por el cuarto desnudo, y les encantaba. Asentían con la cabeza. Así que también bebía desnudo y hasta vomitaba por el suelo. Pero eso ya se lo esperaban. Escuchaban mi música. Les horrorizaba, pero no tenían más remedio que seguir con ello. Subía putas a mi cuarto y les daba por delante y por detrás, con AC/DC a todo volumen. Estaban tan asqueados que volvían al día siguiente, bien temprano. Algunos ya se sabían las canciones y tarareaban “Highway to hell” en voz baja. Seguían allí, esperando, y yo sabía qué es lo que venía después, pero no estaba muy seguro de querer dárselo. Tiraban cuchillas de afeitar por la ventana. Tenían prisa los muy hijoputas. Se habían traído sillas y algo para picar. Vino y cerveza y cacahuetes y refrescos para los críos. Las cuchillas entraban por la ventana como Cantos de sirena. Pero yo siempre he sabido que una sirena no es más que una sardina con malformación congénita. Así que empecé a pensar en mudarme a uno de los cuartos interiores".
Ray Loriga, "Días extraños".
Un montón de lienzos en blanco
jueves, 12 de junio de 2025
Petróleo y acero

Mi padre vivía en un mausoleo de platos sucios,
viendo una televisión portátil en blanco y negro,
leyendo la Enciclopedia Británica ,
que prefería a la ficción moderna.
Uno a uno, sus schnauzers murieron de enfermedad hepática,
excepto el que custodiaba su cadáver
Fue encontrado sosteniendo un vaso de Bushmills.
"Lo muerto está muerto", decía, un antipredicador.
Saqué una camisa a cuadros del armario del dormitorio.
y un poco de aceite de motor, mi herencia.
Una vez lo vi llorar en un tribunal.
desatendido, necesitado de cuidados, este hombre que nunca mostró
Me dio mucho cariño pero me dio un don
para la soledad, que me ha sido bastante útil.