Él no dejó de hablar en todo el trayecto. Como si quisiera a toda costa ahogar con palabras toda posibilidad de pensamiento autónomo. No había que dejarle resquicio alguno a la lucidez, ni espacio para contestar. Con el tiempo si no se permite expresar los pensamientos propios, estos terminan por desaparecer y ese espacio de conciencia se llena de las ideas del otro.El silencio ayuda a pensar. Tal vez por eso hay que irse cada vez más lejos para encontrarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario