lunes, 23 de junio de 2025

ESTROFAS DEL ÉTER


Ahora he de caer de la gran esfera

Al tiempo que en París celebran una gran fiesta

La gente se reúne en Gare de l´Est

Y ondean banderas de seda.

Yo no formo parte de ellas.

Yo vuelo por el gran espacio.

Yo participo de cada sueño

Y leo en los miles de semblantes.

Un hombre enfermo yace en su lamento.

Me hipnotiza su última mirada.

Añoramos un día de domingo ya pasado…

Una negra cruz satura el aposento…

(Este poema es para Hardy) (2)

1.Poemas publicados en el primer poemario de Emmy Hennings, que finalmente se tituló Die letzte Freude (Kurt Wolff Verla, Leipzig, 1913).

2. Hardy era uno de los seudónimos del escritor, periodista, letrista y poeta alemán, Ferdinand Kardekopf (1876-1954), amante de Emmy Hennings. (N. del T.)

ÉTER (1)

La lluvia golpea los cristales

Una flor brilla carmesí.

Aire frío me sopla de frente.

¿Sigo despierta o la muerte anida en mí?

Un mundo se otea lejano, muy lejano,

Un reloj marca lentamente las cuatro.

Y yo ajena a cualquier tiempo,

Caigo en tus brazos…

(Dedicado a Robert Jentzsch)

1.Aunque sin título en la edición de La última alegría, este poema fue publicado por primera vez en la revista PAN (Año III, nro 2. 10 de octubre 1912), con el título “Éter”, bajo el marbete general “Estrofa del éter”. En dicha revista se reprodujo la nota con la que los envió la propia Emmy Hennings: “Muy estimado Sr. Kerr (Alfred Kerr, director de la revista). Soy cantante en el teatro Apolo, en Katowitz, aunque cada mes actúo en una ciudad distinta, y también estuve en Berlín en el Olympia Varieté, y en enero estaré en el Cabaret Linden. En gran estima, Emmy Hennings, Katowitz, teatro Apolo”. (N. del T.)

OTRO POEMA DEL ÉTER (1)

Y en la noche, en la profunda oscuridad,

Caen imágenes de las paredes,

Largas manos intentan aferrarme,

Y alguien ríe con insolente maldad.

Y una mujer de pelo verde,

Me contempla entristecida

Y dice que una vez fue madre,

Su pena no puede soportar.

(Oprimo espinas en mi corazón

Y en silencio aguanto,

Y quiero sentir todo dolor,

Pues alguien lo pretende de mí.)

1.También sin título en la edición de La última alegría, fue publicado por primera vez en la revista PAN (Año III, nro 2. 10 de octubre 1912), con el título “Otro poema del éter”, e igualmente bajo el marbete general “Estrofas del éter”. (N. del T.)

A FRANZI (1)

Camino solitaria por los callejones,

Y la noche se desploma.

Suavemente canto tus canciones.

Me siento tan abandonada.

En la mortecina luz roja,

oh, qué dolorosa tu boca,

dulce y pálido tu rostro,

Y tu canción que sonaba tan cálida.

Ojos acostumbrados a las lágrimas,

que experimentan la pena del amor,

cual dos apagadas estrellas,

en las que suaves fuegos ardían…

1.Por entonces, amiga íntima de Emmy Hennings. (N. del T.)

UN SUEÑO

Yacemos en un profundo mar

Y nada sabemos del dolor y el mal.

Nos mantenemos abrazados

Y rodeados por nenúfares.

No anhelamos ni ansiamos ni queremos nada ya.

Ningún deseo tenemos.

Amado, de algo sí carezco,

un deseo aún padezco:

la añoranza de añoranza.

HIPNOSIS

En algún lugar de alguna tierra lejana,

mi cuerpo se duele.

Hace tiempo que ya no lo siento,

Los pies son pesados como el plomo,

El pecho está hueco y calcinado.

Nada me duele pero me oprimen los dolores,

Miro tus ojos, como extasiada.

Me vence el sueño, flamean las velas,

Alumbrándome hacia tierra inexplorada.

(Para Siurlai) (1)

1.Otro seudónimo de Ferdinand Kardekopf. (N. del T.)

EN CASA

Envela durante toda la noche

-Llameaba una luz en vidrio verde-

Vigilaba mi abuela desde una ventana enrejada,

Y aprecié su rostro marchito.

Los muebles en la estancia,

En ellos descansa todo nuestro dolor.

Y cuando alguien muere, en ese momento,

El reloj se detiene con enfermizo quejido.

EN EL HOSPITAL

Todos los otoños ante mí.

Enferma yazco en la blanca habitación,

Aunque preferiría danzar.

Siempre pienso en los violines.

Y centellean miles de luces.

¡Oh, qué bella me encuentro hoy!

Rostros maquillados de color

Deslizándose veloz con la danza.

Oh, las muchas rosas marchitas

Que traigo en la noche a casa,

Estrujadas por tanta caricia

Permanecían sobre la mesa en la mañana.

Vuelvo a pensar en las muchachas,

Que como yo ejercen el amor.

Cuando cantamos canciones populares,

Entre sollozos, entre risas.

Y ahora yazco abandonada

en la silenciosa habitación blanca.

¡Oh, vosotras hermanas de las calles,

Visitadme en el sueño de la noche!

TRAS EL CABARET

Vuelvo a casa de mañana.

El reloj marca las cinco, ya amanece,

Pero la luz aún ilumina el hotel.

Por fin acabó el cabaret.

En una esquina mastican unos niños,

Caminan los campesinos hacia el mercado,

A la iglesia van los viejos en silencio.

Las campanas dela torre repican severas,

Y una ramera de rizos salvajes

Deambula vencida por la noche y el frío.

***

Dos veces he sido ya engendrada,

Y entonces también cantaba por dinero,

Aunque el mundo me resultaba soleado,

Y ahora he perdido mi alegría.

En algún lugar lejano el tiempo se diluye,

Lo siento escapar de mis brazos.

Pienso en mis comienzos.

¡Qué profunda me golpea la eternidad!

***

Solitaria vago por las noches y pienso en ti.

A veces veo un abrigo igual al tuyo.

Y entonces te llamo silenciosamente por tu nombre.

Mi corazón callado de tristeza.

Cansada me apoyo en el muro y cierro los ojos,

Despacio fluyen las lágrimas a la tierra.

El mudo queda muy atrás.

Floto entre blancas nubes hacia abiertos brazos.

Una lluvia de rosas me empapa y alivia

mis enfermos ojos.

Todo es tan blanco y suave.

Tan dulce.

(Dedicado a Ferdinand Hardekopf)

Traducción de FERNANDO GONZÁLEZ VIÑAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario