Luego le digo: Que yo soy la lluvia y que estoy aquí.
Además le digo: Que las mujeres se quejan hasta que les comes el coño y que hay muchos tipos que ya no comen coños porque el sabor les parece muy fuerte.
Son unos idiotas que no saben lo mal que les sabe la polla. Mucho peor que un coño. Mucho peor que un culo pegado.
Imagina la punta de tu polla sudada, orinada, sin ordeñar desde hace al menos una semana y la sal que se acumula con el hedor y el rocío de tu pubis alrededor del prepucio.
Insoportable.
Los hombres son débiles. La mayoría de los tíos heterosexuales en realidad son unos masturbadores compulsivos que disfrutan oliendo su propio sobaco.
Al menos en Europa.
Mucho más en Estados Unidos.
No tengo datos sobre los orientales, pero los rusos son la misma historia. Y en Latino América, machistas autocomplacientes, ni se plantean el problema.
Todos disfrutan viendo llorar a una mujer.
En la fantasía machista: Ellas disfrutan mientras son humilladas, insultadas, folladas, vapuleadas, escupidas, multipenetradas, abofeteadas y si es posible eyaculadas, meadas y en últimas: Muertas y perfectas.
Todas las civilizaciones construyen sus límites. En nuestra sociedad Ultra-capitalista, el límite colapsa contra sí mismo. Mira tu presidente: Imagina que T.R.U.M.P. entra en tu dormitorio una noche y no le parece suficiente con violar a tu mujer. Sostiene en su mano izquierda una porra que te quiere meter por el culo.
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