Trizas de un corazón.
Pavesas al viento.
Diminuto fragmento
de una vieja emoción.
Cosas que no lo son,
hojas secas finales,
cayendo en lentas espirales.
Pompas de jabón.
Y ni siquiera sientes pena.
Sino la pena de no sentir dolor.
Y sin embargo ,
debe estar la Arcadia en flor.
Debe estar la Arcadia en flor.
Tras de las puertas de bronce del tiempo
debe estar
la Arcadia en Flor...
Pero dónde.
Cenizas al mar.
Espuma del agua.
Formas de olvido que fragua
en cada quien el azar.
Insensible pasar
del tiempo en las cosas.
Palabras borrosas
que te hicieron llorar.
Y ni siquiera sientes pena.
Sino la pena de no sentir dolor.
Y sin embargo,
debe estar la Arcadia en flor.
Debe estar la Arcadia en flor.
Tras de las puertas de bronce del tiempo
debe estar
la Arcadia en Flor.
Pero dónde para el cerezo en su esplendor.
Dónde para el áureo pastor.
Dónde para los rojos frutos del estío.
Dónde para tu risa, amor mío.
Dónde para el tigre que duerme junto a su presa.
Dónde para el mirlo que regresa.
Dónde para el manantial de tus bellas horas.
Dónde para las palabras que rememoras.
Dónde para la novia que en los verdes prados
girando aún está con los ojos vendados.
Dónde para la rosa, dónde para el espino.
Dónde para el dulzor de las fuentes de vino.
Dónde para el albedrío de toda criatura.
Dónde para la inocencia desnuda.
...
Rafael Berrio
No hay comentarios:
Publicar un comentario