domingo, 3 de agosto de 2025

El mundo empezó a florecer en cada herida



La gente decidió que matar al de al lado le mejoraría la vida. 
A veces porque necesitaban mucho más de lo que tenían para vivir y otras veces porque ya lo tenían todo. Pero siempre encontraban una mejoría en sus vidas si mataban al otro, porque no hay privilegios sin egoísmo. 

Enseguida te enseñan que si quieres "triunfar" tienes que joder a alguien. Así que todo empieza por buscar la diferencia, con la que joder al otro, del tipo: 
Si tu eres un poco más pobre, yo soy un poco más rico.
Si tu eres un poco más negro, yo soy un poco más blanco.
Si tu tienes menos estudios, yo soy un poco más listo.
Si tu vives en un sitio peor, yo vivo en un sitio mejor.
Yo estaba antes que tú aquí y mi familia también.
Mi coche es mejor, mi equipo de futbol es mejor, mi sexualidad es mejor, el partido al que voto es mejor, mi país es mejor, los colores de mi bandera son mejores, mi ciudad es mejor, la religión y todo lo demás.
Porque yo soy más listo, más blanco, conozco a gente más importante, voto lo correcto, me visto como los que tienen, me expreso como los que tienen y guardo las distancias con la podredumbre para que los que tienen no piensen que no tengo. 
De esta manera, aunque sea un puto pringado, reconoceré a otros en peor situación que la mía al momento y haré todo lo posible porque lo sepan y entiendan que están en la mierda. Esto me hará ser mejor, mejor que la mayoría.
Después se alimenta el espíritu con ideología y con lo que tiene que ser y el camino aspiracional se empieza a asfaltar de fanatismo. Se mira hacia delante y nunca hacia atrás. la carrera del progreso nunca para, nunca retrocede, nunca se piensa en los que sufren tras de ti, porque si paras retrocedes y te conviertes en el pobre del que intestas escapar. El modelo que te venden es el de cortar todas las cabezas que te impidan ser el que está delante, y ser consciente de que si paras, será tu cabeza la que se corte. Porque siempre hay alguien mejor que tú, más importante, más guapo, más rico, más poderoso y sobre todo con más dinero. 
Así se  construyen los ídolos y los modelos de negocio.
Ahora mismo este modelo de humanidad está llegando a su máxima expresión en el GENOZIDIO que está sucediendo en Gaza. Se extermina sin problema a niños y padres y madres de estos niños con la excusa que marca el poderoso. El que tiene el dinero, las armas y las ganas de matar. Nadie se enfrenta a este monstruo. Al contrario, la gente que pretende llegar a lo más alto, aplaude la exterminación del pobre, del miserable, del que sobra. Son vidas que dejan de importar. Las televisiones administran estas muertes con cuentagotas para que puedas asimilar un exterminio sin que te preocupe demasiado. Los niños mueren pero siempre hay algo más que evita que te parezca horrible en los telediarios, cualquier cosa, el calor, la corrupción, los deportes, el presidente, cualquier cosa.
Los que mueren son pobres, viven en territorio confinado, son morenos, no se merecen nada, ni siquiera vivir. El argumento del que mata es sencillo: Estos niños cuando crezcan serán terroristas. Mejor matarlos ahora, antes de que causen problemas. Viven en un lugar idílico donde podrían haber grandes hoteles y restaurantes y donde la riqueza sustituiría la pobreza que toda esta gente carga desde generaciones como una enfermedad, son gente enferma de miseria y que nunca van a proporcionar riqueza mientras sigan vivos. Mejor matemos a toda esta gente y hagamos un mundo mejor. 
Estados Unidos piensa que es lo mejor y Europa también, aunque diga: Que pena de niños... Hablemos de otra cosa...


Después, el mundo empezó a florecer en cada herida