sábado, 30 de septiembre de 2023

Viaje nocturno sobre el puente del Rin en Colonia



El expreso avanza a tientas en tanto cruza por la oscuridad.
Ninguna estrella quiere asomarse. El mundo entero no es
Sino la estrecha galería de una mina encarrilada en noche.
En la que, a veces, pozos de un azul resplandor desgarran
Horizontes repentinos: un círculo de fuego
De faroles, tejados, chimeneas, chorreando, humeando…
Tan sólo unos segundos…
Todo es negro otra vez. Como si descendiéramos, cuando es
Nuestro turno, hasta la misma entraña de la noche.
Ahora oscilan las luces, extraviadas, desesperadamente
Solitarias. Se agrupan. Se adensan.
Los esqueletos de las fachadas grises se muestran al
Desnudo, muertos en la penumbra mientras palidecen.
Algo debe pasar. Con pesadez lo noto en mi cerebro.
Canta en la sangra una opresión. Luego retumba en el suelo.
De pronto, como el mar:
Volamos, regiamente elevados por un aire que se arrancó
A la noche, my altos, sobre el río. Curvatura de luces a millares
Callada vigilancia
Ante cuya revista de centellas las aguas pesadamente ruedan.
Filas interminables, formadas en la noche para saludar.
Antorchas, al ataque. Alegre. Salva de barcos sobre el mar azul.
Fiesta estrellada.
Rebosantes, fluyendo con luminosos ojos. Hasta donde las
Últimas casas de la ciudad despiden a su huésped.
Luego, la larga soledad. Las riberas desnudas. Quietud.
Noche. Retorno. Recogimiento. Comunión. Y ardor y ansia
Hacia el final, la bendición. La fiesta de los sexos. Hacia
La voluptuosidad. Y la oración. Y el mar. Hacia el ocaso.


‘Viaje nocturno sobre el puente del Rin en Colonia’, de Ernst Stadler (1883-1914)


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