Todo a mi alrededor es importante.
Ahora mismo el olor a gel y champú desde el cuarto de baño. El sonido del cepillo de dientes. El sol que llena de luz y calor mi rostro al asomarme a la ventana. El aire que cruza de la cocina al baño. El silencio roto por el bosque. Mis pies descalzos. La idea que me cruza la cabeza y al momento se pierde, y la otra que apunto en mi libreta antes de olvidarla. La tormenta que se acerca y el resto del día que no para de llover. Conduzco 4 kilómetros para llegar al pueblo de al lado donde hay una tienda donde poder comprar lo justo para pasar la tormenta sin tener que volver a salir en un par de días. En mi camino, lo que vence es el paisaje. El paisaje es un espectáculo. Ahora estamos dentro de la nube y el aire es agua y todo es verde y rojo y la luz se filtra haciendo que todo parezca un cuento. Luego dejará de llover y el olor a eucalipto será aún más fuerte. La naturaleza crece a toda velocidad. El día termina más tarde de las diez y luego el cielo se despeja y las estrellas parecen pintadas. Aquí no existe el tiempo, todo es tiempo presente y todo es importante a mi alrededor.
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