lunes, 30 de noviembre de 2020

Sabrina


Sabrina Salerno ocupando cintas de VHS, grabadas de televisión, y que se reproducen fotograma a fotograma, frame a frame, buscando el momento concreto en que el pezón de su pecho se muestra a cámara. 
Sabrina Salerno como una historia de los ochenta. 
Donde los niños no juegan con las niñas y donde dos grandes tetas dominan la mirada de cualquier adolescente heterosexual.
Finales de los ochenta.  Un tiempo imaginario donde ahora todo parece fantasía vintage.

Sexo como objeto y mercancía.
Consumo y modelo de negocio.
Porno con violencia todavía moderada.
Tiempos felices y amorales.
Música Pop.

Las tetas de Sabrina Salerno en papel couché, en televisión, en prensa, en vinilos de música euro-dance, con un público masivo europeo, masculino y adolescente que compra maxi-singles con la promesa de un póster dentro de la carpeta, con una italiana exuberante abierta de piernas.
El coño de Sabrina todavía es peludo. No como un poco después, donde el canon estético exige la depilación completa de las ingles.
Millones de adolescentes heterosexuales mirando las tetas de Sabrina Salerno en VHS, frame a frame, y comprando la revista del momento, donde se puede ver su coño peludo y recortado.
Sabrina Salerno en la memoria sexual masturbatoria de una generación completa. 
La misma generación que ahora, cuando no se empalma, se va de compras. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario