Estoy casi al tope de amigos permitidos en Facebook, creo que son 5000, y no sé muy bien como he llegado a tener todos estos contactos.
A algunos yo mismo les he pedido amistad, porque me caían bien, pero todos los días me pide amistad mucha más gente, no tengo ni idea de donde vienen, quienes son, donde viven, que tienen que ver conmigo ni porqué me piden amistad. Yo no soy majo ni simpático, ni cuento chistes, ni tengo ganas de conocer tanta gente. Pero si me piden amistad yo acepto sin mirar. ¿Quieres ser mi amigo? Pues claro, ningún problema, seamos amigos. Ser amigos es estupendo. Me pides ser amigo y siempre digo que sí, luego me pides dinero y entonces ya digo que no, o me mandas porno o me etiquetas en una promoción cutre o en un mensaje contra o a favor de unas ideas que no son las mías y ya digo que no. Si quieres ser mi amigo, pues bien, pero si buscas algo más, por lo menos dime algo bonito antes de intentar follarme.
El presidente de la Asociación Española de Victimas de los Testigos de Jehová es mi amigo, yihadistas de varios paises son mis amigos, mujeres medio desnudas que luego envían videos porno por chat y que se describen con pezones rojos y coños pequeños son mis amigas. Estas mismas amigas son las que poco después me hablan en malas traducciones sobre problemas económicos de los que puedo salvarlas. Muchísima gente que ponen en su perfil la bandera de españa con el lazo negro y que luego son voceros de las consignas de la ultraderecha, son mis amigos. Me sorprende la cantidad de fascistas, falangistas, homófobos, racistas, xenófobos, nazis, protopedófilos y machistas que tengo de amigos. Secretarios de bancos extranjeros que quieren darme un préstamo. Fruterías que me etiquetan en sus promociones. Anuncios sobre como ganar tanto dinero como Chicote. Marie Le Pen quiere ser mi amiga y darme un crédito al 2%. La imaginación no tiene límites.
Antes, cuando no existía la red social, yo entraba en un bar y el tipo más colgado, más loco, más borracho, más delincuente o más hijodeputa tardaba menos de cinco minutos en localizarme y ser mi amigo. Los locos siempre han estado a mi lado, y siempre me han querido. A veces, incluso, me han protegido y dado la cara por mí. Siempre he estado bien con los locos. Los locos son mis amigos y yo soy amigo de los locos.
Ahora creo que desde que en los bares no se puede fumar, y tengo mujer y ya no me relaciono de esa manera, toda esta gente loca está en Facebook. Y pienso que en facebook la gente está todavía peor de loca que en el mundo real. Todo parece un experimento donde se lanzan insultos y amenazas de muerte ante cualquier comentario contrario a lo que uno piensa. Y donde la mentira si te gusta es más verdad que la verdad, porque a nadie le importa la verdad, si no es lo que te viene bien en ese momento.
Yo crecí en un barrio de mierda lleno de hijosdeputa que, por lo menos, si te ibas a dar de hostias no te mandaban un mensaje. No. Nada de mensajes. Te dabas de hostias y ya está.
A veces te dabas de hostias y luego te hacías amigo. Eso también pasaba. Y también pasaba, que tenías un amigo con el que te dabas de hostias y dejabas de ser amigo.
Todo era mucho mas fácil, y todo era mucho más físico y todos dormíamos con mucho menos estrés.
Insultar a alguien a través de un campo de texto en una pantalla no puede ser igual que darte de hostias con el contrario en medio de la calle o en un bar o en el patio del colegio. No es lo mismo.
Ahora tenemos Facebook e Instagram, donde la hostia no suena, porque lo que importa es la intención. La violencia es simulada y distante. La violencia verbal sustituye el contacto. La impunidad sustituye la valentía. El anonimato equivale a la cobardía. El mundo se simplifica y la identidad virtual se convierte en un ser irresponsable que patalea y berrea con la edad moral de un niño malcriado.
En la red, los amigos no son amigos sino posibilidades de amistad. No puedes ser amigo de un perfil que en realidad no conoces. Muchos te caen bien, te ríes con ellos, te enfadas con ellos, incluso compartes su dolor, pero al final no tienes puta idea de quienes son. No son tus amigos, son tus amigos de Facebook, y tú no vives en Facebook, por ahora.
El experimento consiste en una sociedad por siempre confinada donde la amistad se gestione al 100% en Facebook o Instagram.
Pronto en sus pantallas
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