Si hay un accidente de autobús en Cádiz, en Sevilla, en León o en Cáceres donde fallezcan 60 personas, Catalunya se conmociona como nos conmocionamos en Madrid cuando el atentado en las Ramblas. No se estremecen igual en Catalunya cuando el accidente es en Lisboa o en Toulusse, de la misma manera que en el conjunto de España nos sentimos más atropellados por ese camión en Barcelona que por cualquier otro atentado en Francia, Austria, Rabat, Bagdad o Noruega. Una nación es, entre otras cosas, ese lugar donde un accidente o un atentado te duele como algo propio.
Juan Carlos Monedero
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