domingo, 30 de noviembre de 2014

Lo que hay que decir


Era verano, cuando mirábamos hacia el sol, sin olvidar ni por un instante que la vida no es mas que un mero punto de reacción nuclear que nos calienta fragilmente. Tal vez, lo más noble y heroico hubiese sido que madres e hijos, hermanos y hermanas y padres y primos y sobrinos y parientes cercanos y lejanos y nosotros mismos. Todos. Todos nosotros, no nos matásemos entre nosotros. Todos contra todos. Todos. Haciendo lo que siempre hemos hecho: Matarnos. En vez de esto nos sentimos valientes para afrontar la vida misma cada mañana como ese punto frágil que nos calienta de forma tibia y no por mucho tiempo.
Luego acabó el verano.
¿Qué se puede decir? Nadie es imprescindible.
Ahora eres un viejo y tus hijos ocupan el lugar de tus ausencias.
1ª Ausencia. Él descubre , una noche en la bañera , que los pelos están creciendo en sus frutos secos , y en las piernas y debajo de sus axilas. Pero ¿cómo puede decir a nadie nada sobre esto?
2ª Ausencia. Él descubre , un día en la escuela, que en otra clase es una niña, que ... y que esa chica ... y que cuando ella ... Pero ¿cómo puede decir a nadie nada sobre esto?
3ª Ausencia. Ella descubre , una mañana delante del espejo , que es la copia de su padre, es lo mismo que su padre, idéntica. Se pregunta si su padre pensará también de la misma manera. ... Pero ¿cómo puede decir a nadie nada sobre esto?
Una noche en la cama , mientras miro al techo , sin poder dormir, pienso que - Maldita sea - Todos mis amigos están muertos... Pero ¿cómo puedo decir a nadie nada sobre esto? ¿ Cómo puedo decir a nadie que soy un hombre que cree en el amor, o un padre, o  mortal, o alguien que en los momentos mas importantes en la vida, desaparece en silencio?
Y que al igual que usted,
Dice lo que hay que decir .

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