viernes, 30 de agosto de 2013

Godzilla en México



Atiende esto, hijo mío: las bombas caían 

sobre la Ciudad de México 
pero nadie se daba cuenta. 
El aire llevó el veneno a través 
de las calles y las ventanas abiertas. 
Tú acababas de comer y veías en la tele 
los dibujos animados. 
Yo leía en la habitación de al lado 
cuando supe que íbamos a morir. 
Pese al mareo y las náuseas me arrastré 
hasta el comedor y te encontré en el suelo. 
Nos abrazamos. Me preguntaste qué pasaba 
y yo no dije que estábamos en el programa de la muerte 
sino que íbamos a iniciar un viaje, 
uno más, juntos, y que no tuvieras miedo. 
Al marcharse, la muerte ni siquiera 
nos cerró los ojos. 
¿Qué somos?, me preguntaste una semana o un año después, 
¿hormigas, abejas, cifras equivocadas 
en la gran sopa podrida del azar? 
Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros, 
héroes públicos y secretos.
...
Roberto Bolaño

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