viernes, 30 de agosto de 2013

Mirando hacia atrás sin ira



Mirando hacia atrás sin ira.
Mirando fotos.
Allí estoy, con un cigarrillo, los pelos de punta y un ojo pintado.
Una mueca.
De negro.
Un blanco vestido de negro. 
Un provocador de 18 años que siempre lleva la contraria.
Casi no me reconozco.
Siempre fumando, como si la vida fuese a durar ese único momento.
Ahora que sé que no, que la vida dura mucho mas de lo que te cuentan, no me importa tanto esperar. Soy mucho mas paciente.
Ya no fumo.
Y no es malo. Esta bien todo este largo tiempo por vivir.


Me miro en las fotos:
Desesperando en las salas de espera de finales de los 80. 
Robando libros de bibliotecas públicas, kioskos callejeros o librerías de museos. 
Robando discos. 
Colándome en conciertos. 
Robando tebeos y playboys, mas tarde Penthouses o Hustlers al ciego del Kioskillo del Paseo.
Entrando en las tiendas del centro y mirando todo tipo de cosas que brillan.
Cines de sesión matinal entre semana.
Gastando mi dinero en lo mismo. Compro lo que puedo. Compro libros, discos, entradas de conciertos, tebeos, playboys, penthouses o Hustlers y entradas de cine
Saltandome clases, colegios, institutos y burlando exámenes.
Creyéndome un dios dorado y saliendo a atropellar coches.
Todo eso soy yo con 18 años.

Mis amigos de entonces son chicos de barrio que también roban en las tiendas del centro. 
Pero ellos roban ropa de marca, relojes, carteras y zapatillas converse.
No entienden que yo robe libros
No entienden esa música tan rara
No entienden que me gaste el dinero en las sesiones matinales de los cines de la Vaguada
O que ahorre para un concierto.
No entienden mi ojo pintado.
Yo les digo que soy un delincuente cultural
Son tipos rudos que se sonrojan si les digo que me gusta la literatura.
Que me gusta la pintura.
La Poesía.
Se sienten incómodos.
Saben que no soy un maricón, pero les avergüenza que diga esas mariconadas.
Alguno de ellos son maricones, pero lo harán público unos años mas tarde.
Por entonces tenemos 18 años, son finales de los 80, somos tipos duros de barrio.
Por entonces CERO tolerancia.
No nos olvidemos.

Me respetan. 
Incluso me protegen. 
Soy su esperanza blanca. 
Ellos creen en mí. 
Yo NO.
Yo no creo en mí.
Tampoco creo en ellos.
En eso no he cambiado nada.
Creo que salí con defecto de fábrica.
Sin rencor.
Mirando hacia atrás sin ira.
Mirando fotos.
Un cigarrillo Camel, la camisa por fuera, los pelos de punta, un ojo pintado y una bolsa con discos.
Un libro en casa junto a la cama, un cuaderno, un cenicero, una cámara, un lápiz, varios rotuladores, papel guarro.
A veces los ojos verdes.
A veces lo que todavía
SOY

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