Cada día que pasa pienso que Dios es un ser
absolutamente superficial,
algo que en definitiva
no tiene nada que ver conmigo.
Un ser lleno de arrogancia hermética,
drogado todo el tiempo
con ojos azules fijos al infinito.
Sordo, ciego y pueril, arrogante a más no poder,
y a su vez infantil, una mierda de tipo.
No tiene conciencia clara de su obra,
de la cagada que ha hecho.
Solitario en su cumbre, viejo, tonto, sin bañarse,
balbuceando incoherencias.
Se arrastra de un lugar a otro, maldiciendo su suerte,
le tocó ser el primero y sabe que nunca se lo perdonaremos.
Aúlla por las constelaciones estelares
pidiendo clemencia, quedándose dormido,
emborrachándose. Solo. Completamente.
Pordiosero del espacio. Siempre solo,
como una puta a las siete de la mañana.
...
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