No hay Dios en Gaza ni en Cisjordania.
No hay Dios en Israel.
No hay Dios en Ucrania, ni en Rusia.
No hay Dios en Europa, ni lo hubo en Yugoslavia.
Dios no estaba en Atocha, ni en las torres gemelas, ni en las Ramblas de Barcelona.
Dios no está en todas partes.
Dios está de parte de quien lo reclama para matar en su nombre, y poco más.
Dios es la palabra amada del asesino.
En su nombre moriremos y luego nos olvidarán.
Rechaza la palabra!
Ya sabes que no hay Dios sin asesinos!
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