No seré puro nunca porque la pureza es una guerra al otro lado de los cristales de un palacio o una blancura asfixiante bajo los símbolos enterrados
No seré puro nunca porque en cualquier hogar hay una lavadora en llamas alumbrando varios cuerpos derribados como ballenas
Una tormenta resguardada en la herida donde la lluvia impacta en la memoria de las rosas
No seré puro nunca porque allá afuera la pureza es imposible: solo hay sombras aprendiendo a decir adiós con los labios cerrados
Fiestas sublunares en establos sin animales
complicidades en la vocal esquiva de la historia
ojos en alerta ordenando lecturas
No seré puro nunca porque repetiré como mi padre la fórmula de su abandono
Seré una caída en trance y un amor inútil masticado por un público que se deja engañar
que elige la exageración al silencio
el vaciamiento al vacío
la resignación a la turbación
No seré puro nunca porque mi lengua es una lengua literaria hacia el húmedo mar de la muerte
una escritura infame, sí, una escritura absurda hecha de pérdidas y esperanzas
donde todas las palabras han sido solo arena muerta aventada con urgencia.
de Asia en el pelo.
de Asia en el pelo.
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