viernes, 28 de febrero de 2025
Después del cabaret
dedicado a Ferdinand HardekopfVoy a casa temprano en la mañana.
El reloj da las cinco, ya está aclarando,
Pero la luz en el hotel sigue encendida.
El cabaret cerró por fin.
Los niños en la esquina se agazapan,
Al mercado marchan ya los campesinos,
A la iglesia va gente callada y con vejez.
De una torre baja una seria campanada
Y una puta de rulos indomables
Deambula, trasnochada y con frío.
A mí ya me engendraron dos veces,
Y ya antes también cantaba por dinero,
Pero con más sol me parecía el mundo,
Y la alegría hoy se me ha extraviado.
En algún lugar lejano expira el tiempo,
Lo siento escaparse entre mis brazos.
Pienso en la primera vez que empecé.
¡Honda es la confusión que me da la eternidad!
Yerro solitaria por las noches y pienso en vos.
A veces veo un abrigo parecido al tuyo.
Y entonces te llamo en voz baja por tu nombre.
La tristeza me puso el corazón en silencio.
Cansada contra un muro me apoyo y cierro los ojos.
Despacio corren lágrimas hacia la tierra.
El mundo se ha quedado muy atrás.
Yo floto entre nubes blancas que me abren sus brazos.
Una lluvia de rosas cae sobre mí y me enfría los ojos enfermos.
Todo es tan blanco y delicado.
Ay, tan dulce.
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