Todos los días miro el muro de Cristina Fallarás y me sorprendo leyendo la cantidad de barbaridades que mujeres anónimas relatan de sus propias vidas: Mujeres violadas, abusadas, manoseadas, denigradas, golpeadas, destruidas y luego olvidadas.
Son tantos los relatos que leo en esta cuenta de instagram, que tengo la sensación de que se amontonan, que son pocos y que el relato del abuso es inabarcable y afecta a todas las esferas sociales y que cuesta trabajo entender una sociedad al margen de toda esta barbaridad.
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