Poca sangre en la cara y mucha noche en los ojos. La dieta del Marlboro con Gin Tonic sostiene los pómulos y no te deja engordar, por lo menos a los veinte, por lo menos a los treinta.
Duerme todo lo posible de día para vivir de noche, y luego pasar una noche blanca y luego otra, y luego una tras otra. Hasta que al final todas las noches son blancas y los días bien negros, como un gran dolor de cabeza y agujetas en el alma.
Hasta que todo termina y la sangre se acaba y la noche lollena todo y el día ya no existe y la carne cuelga y los dientes desaparecen y lo único que queda es el pozo del que ya no se puede salir.
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