viernes, 8 de noviembre de 2024

TORVO ESCORPIÓN


Mi odio es como viento que me abofetea,
Ciego a la necesidad, sordo a la súplica,
Dispersando mis palabras, entrecortadas,
Como órdenes lanzadas al temporal,
Las únicas que salvarán el barco,
Perdido. Frente a él me refugio en tu taberna.
En vino recuerdo tres buenas cosas que he hecho:
Mis dos últimos chelines que una vez dí a un vagabundo,
Y que no le proporcionaron sino el caos que yo anhelaba;
La ayuda a morir que proporcioné a un escorpión herido;
Un niño que lloraba cuya miseria fue mía
Al que hice concebir esperanzas, sabiendo que no había ninguna.
¡Cuánto me felicité por mi compasión!
Sin embargo, también fui yo ese torvo escorpión
Que se envenena a sí mismo para morir bajo la piedra,
Donde ningún mensaje hay, sobre el sincero mescal.
Así sólo me salvé a mí mismo, aunque no por mucho tiempo.
Esas tres acciones contra una vida equivocada.
Qué nudos de egoísmo en toda esa abnegación-
¡No hay otra solución salvo la cruz!

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