jueves, 8 de agosto de 2024

Agosto

Botes de pintura, sacos de yeso, madera, cables, tuberías y un montón de polvo. Eso es lo que hay a mi alrededor todo el tiempo mientras arreglo la casa de Laguna. Me levanto un día y aliso paredes, otro pinto, otro lijo maderas recuperadas para hacer una cocina, otro desbrozando, otro día me lo paso subido a una escalera montando lámparas y ventiladores, al día siguiente agachado poniendo suelos de tarima. Los andamios fuera para pintar la fachada y el garaje lleno de materiales y trastos que vamos sacando de la casa y que algún día se recuperarán. 

Sudo camisetas sin parar, me quito una y me pongo otra, luego me ducho y otra, luego sigo trabajando y otra camiseta para lavar y otra ducha antes de dormir, ya sin camiseta. Las agujetas se acumulan, los dolores se acumulan y los golpes y arañazos se acumulan. Manos hinchadas, dolor de espalda, pierdas llenas de morados y arañazos en los brazos. Hoy por la mañana me di cuenta que ya no tengo los veinte o treinta años de antes cuando montaba un suelo y luego otro y todo me parecía fácil. Ahora me cuesta más: Me agacho y luego me levanto y doy con el mazo y voy rápido, pero respiro más fuerte y siento el esfuerzo como antes no lo sentía. Es el peso del cuerpo mayor. Pasado mañana cumplo 54 años, y a veces tengo que pensarlo porque casi nunca lo pienso, ni lo tengo en cuenta y me jode no sentir la misma fuerza de siempre. Pienso que llevo 54 años haciendo demostraciones de fuerza y voluntad, incluso en verano. Siempre digo, si lo puedo dibujar, lo puedo hacer, y es así como me meto en una movida tras otra, porque pienso que todo es posible y que además yo soy capaz de hacerlo. Ahora estoy haciendo una casa donde descansar en verano, donde agosto sea para descansar.


 

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