miércoles, 31 de julio de 2024

Gafas de sol y un gramo de farlopa


 

Yo siempre he preferido el día a la noche, solo que antes salía toda la noche a esperar que llegase el día.

Yo caminé hasta apretar mi corazón


Hay cosas fáciles de contar.

Por ejemplo:

cuántas manzanas hay sobre la mesa.

Y más:

cuántas rojas, cuántas verdes.

Todo es sencillo mientras el sol

no apunte a lo indecible

y proyecte sombras.

Yo no sé

si la sombra de una manzana cuenta como sombra

o la sombra de una manzana cuenta como manzana.

A esta hora, quién sabe

cuántas manzanas hay.

Cuántas rojas, cuántas verdes,

cuántas manzanas negras sobre la mesa.

Ah. Las manzanas negras.

La cosa se complica cuando hay sombras.



Yo caminé hasta apretar mi corazón.

Alguien dirá que esto no cuenta como muerte.

ESO ERA AMOR


Te veía

llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como solo tú miras
a los ojos: rompiendo
el calendario.

Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;

y no sabía
a quién
darle las gracias.

EL AURA DE LAS MANOS ESBOZO DE UN ARTE POÉTICA


I

En el principio es la imagen. A ella, misteriosamente, se
ligan una idea y un sentimiento. Ahí está el núcleo: diminuto
corazón que ya empieza a latir. Lo demás es como inventar
un cuerpo acariciándolo. 


II

Que el poema sea un breve universo, con su espacio, tiempo
y leyes propias. Un cuerpo vivo donde cada parte remite al
todo y así se justifica. Cierta unidad marcada a fuego sobre
la unidad del mundo.


III

La palabra debería ejercer una sugestión tal sobre el lector
que permita arrebatarlo por un instante del mundo cotidiano
y ganarlo para el del poema; que sienta ese mundo y sus límites
como fatales. Sugestión, magia, encantamiento... El poema
gravita.


IV

Una paradoja: el símbolo es un ropaje para desnudarnos
sin escándalo.


V

Cada poema es una epifanía del ser, una visión que turba
por su doble faz: en apariencia ajena, absolutamente otra,
desnuda sin pudores la identidad vedada. En su diáfano,
incesante enigma, el poeta es quien es. 


VI

Como esos terremotos que no se perciben sino por delicados
instrumentos, así la poesía: de una violencia secreta, negada.
Una violencia que se ha comida a sí misma. 


VII

¡Labor infinita que desconsuela!... Nos desgarramos en
multitud de fragmentos; los soñamos como absolutos cuando
en verdad no lo son. Amargo despertar: la poesía es una 
religión incompleta.


VIII

"Con el número Dos nace la pena", escribió Marechal. 
Quizás algo semejante sucede con el otro interno, cuando el
contemplado rehúye a su contemplador. Entonces debemos
buscarlo en la ciega noche, amorosa, implacablemente. Hasta
que, al verlo, se desvanezca y nos devuelva el don más 
preciado: la armonía del ser, que es Uno. 


XIX

Cada poema es una epifanía del ser, una visión que
turba por su doblez fax: en apariencia ajena, absolutamente
otra, desnuda sin pudores la identidad vedada. En su diáfano,
incesante enigma el poeta es quien es. 




** Daniel Gayoso, Los Signos de la Presencia, Lírica en prosa, Imaginante editorial, 2017, 2da ed.- ampliada.

martes, 30 de julio de 2024

​Somos mujeres



Miradnos. Somos la luz de nuestra propia sombra, el reflejo de la carne que nos ha acompañado, la fuerza que impulsa a las olas más minúsculas.

Somos el azar de lo oportuno, la paz que termina con las guerras ajenas, dos rodillas arañadas que resisten con valentía.

Miradnos. Decidimos cambiar la dirección del puño porque nosotras no nos defendemos: nosotras luchamos.

Miradnos. Somos, también, dolor, somos miedo, somos un tropiezo fruto de la zancadilla de otro que pretende marcar un camino que no existe. Somos, también, una espalda torcida, una mirada maltratada, una piel obligada, pero la misma mano que alzamos abre todas las puertas, la misma boca con la que negamos hace que el mundo avance, y somos las únicas capaces de enseñar a un pájaro a volar.

Miradnos. Somos música, inabarcables, invencibles, incontenibles, inhabitables, luz en un lugar que aún no es capaz de abarcarnos, vencernos, contenernos, habitarnos, porque la belleza siempre cegó los ojos de aquel que no sabía mirar.

Nuestro animal es una bestia indomable que dormía tranquila hasta que decidisteis abrirle los ojos con vuestros palos, con vuestros insultos, con este desprecio que, oídnos: no aceptamos.

Miradnos. Porque yo lo he visto en nuestros ojos, lo he visto cuando nos reconocemos humanas en esta selva que no siempre nos comprende pero que hemos conquistado.

He visto en nosotras la armonía de la vida y de la muerte, la quietud del cielo y del suelo, la unión del comienzo y del fin, el fuego de la nieve y la madera, la libertad del sí y el no, el valor de quien llega y quien se va, el don de quien puede y lo consigue.

Miradnos, y nunca olvidéis que el universo y la luz salen de nuestras piernas.

Porque un mundo sin mujeres no es más que un mundo vacío y a oscuras. Y nosotras estamos aquí para despertaros y encender la mecha.


domingo, 28 de julio de 2024

UN POETA MUERTO YA NO PUEDE ESCRIBIR


Un poeta muerto ya no puede escribir. De ahí la importancia de seguir vivo.

Este razonamiento tan simple. os resultará a veces difícil de mantener. En particular durante los períodos de prolongada esterilidad creativa. Ese manteneros con vida os parecerá, en tal caso, dolorosamente inútil: de todas formas, ya no podréis escribir...
A eso, una única respuesta: en el fondo, no lo podéis saber. Y si os hacéis un examen honesto, tendréis que darme la razón. Casos más extraños se han visto.
Si ya no podéis escribir, puede que sea el preludio de un cambio de forma. O de un cambio de tema. O de las dos cosas. O puede que sea, efectivamente, el preludio de la muerte de vuestra creatividad. Pero no podéis saberlo. No conoceréis nunca con exactitud a esa parte de vosotros mismos que os empuja a escribir. Solo podréis conocerla bajo formas aproximativas y contradictorias. ¿Egoismo o devoción? ¿Crueldad o compasión? Todo podría sostenerse. Prueba de que, finalmente, no sabéis nada; así que no os comportéis como si lo supieseis. Ante vuestra ignorancia, ante esa parte misteriosa de vosotros mismos, permaneced siempre honestos y humildes.

No es solo que los poetas que llegan a viejos produzcan, en conjunto, más, es que la vejez es sede de particulares procesos físicos y mentales que sería una lástima perderse.
Por lo demás, sobrevivir es difícil en extremo. Se podría pensar en adoptar una estrategia a lo Pessoa: encontrar un trabajito, no publicar nada, esperar apaciblemente la propia muerte.
En la práctica, nos encontraremos con dificultades importantes: sensación de perder el tiempo, de estar fuera de lugar, de no ser estimados en lo que valemos... pronto, todo eso se volverá insostenible. Será difícil evitar el alcohol. En resumidas cuentas, al final de ese camino se encuentran la amargura y la acritud, seguidas rápidamente por la apatía y la completa esterilidad creativa.
Por lo tanto esta solución tiene sus inconvenientes, pero, por lo general, es la únixa. No hay que olvidar a los psiquiátras, que disponen de la facultad de firmar bajas laborales. Por el contrario habrá que descartar la estancia prolongada en un hospital psiquiátrico: demasiado destructiva. No se utilizará más que como último recurso, como alternativa a la mendicidad.

Los mecanismos de solidaridad social (subsidio de desempleo, etc.) deben utilizarse en su totalidad, así como el apoyo económico por parte de amigos más acomodados. No desarrolléis demasiada culpabilidad a ese respecto. El poeta es un parásito sagrado.

El poeta es un parásito sagrado. A semejanza de los escarabajos del antiguo Egipto, puede prosperar sobre el cuerpo de las sociedades ricas y en descomposición. Pero también hay lugar para él en el seno de las sociedades fuertes y frugales.

No tenéis que pelear. pelean los boxeadores, no los poetas. Pero, en cualquier caso, sí que hay que publicar un poco; es la condición necesaria para que pueda tener lugar el reconocimiento póstumo. Si no publicáis un mínimo (siquiera algunos textos en una revista de segunda categoría), pasaréis desapercibidos en la posteridad; tan desapercibidos como en vida. Aunque seáis el más perfecto de los genios, tendréis que dejar algún rastro, y confiar en que los arqueólogos literarios exhumen el resto.
Puede salir mal; sale mal a menudo. Deberéis repetiros al menos una vez al día que lo importante es hacer lo que se pueda.
Estudiar la biografía de vuestros poetas favoritos os podría ser útil, debería permitiros evitar determinados errores.
Meteos en la cabeza que, por regla general, no hay ninguna buena solución para el problema de la supervivencia material, pero las hay muy malas.

La cuestión del sitio donde vivir, en general, no se os planteará: id a donde podáis. Tratad simplemente de evitar tener vecinos demasiado ruidosos, capaces ellos solos de provocar una muerte intelectual definitiva.

Una pequeña injerencia en el mundo profesional puede aportar ciertos conocimientos acerca del funcionamiento de la sociedad, eventualmente utilizables en una obra posterior. Pero un periodo de vagabundaje, en el que uno se sumerja en la marginalidad, aportará otros saberes. Lo ideal es alternar.
Otras realidades de la vida, como una vida sexual armoniosa, el matrimonio, o el hecho de tener hijos, son a la vez beneficiosas y fecundas. Pero casi imposibles de lograr. En el plano artístico, son terrenos prácticamente desconocidos.

Por lo general, iréis dando bandazos entre la amargura y la angustia. En ambos casos, el acohol os ayudará. Lo esencial es obtener aquellos momentos de remisión que os permitan realizar vuestra obra. Serán breves; esforzaos por asiros a ellos.

No temáis a la felicidad: no existe.

LA APARIENCIA DE LAS COSAS


Si hay algo que lamenta mi familia
es la ginebra y el sexo furtivo;
el General, mi hermano, intenta
rechazando todo compromiso-
impedir que sus hjos me conozcan.
¿Hay miel más dulce para la abeja
que la que se le niega? Si la ahuyentas,
regresa con más saña. Qué diré
a los que vengan dentro de unos años
a rectificar el pasado. Si uno
de nosotros sucumbe a la ebriedad,
dejad que sea el amor el que incline el vaso.

Gravedad y Centro


Siento no poder decir te amo cuando dices
que me amas. Las palabras, como dedos húmedos,
aparecen ante mí prometedoras pero luego escapan
a una habitación cerrada que siempre está a oscuras,
donde se quedan calladas, elegantes, como el oro viejo,
devorando lo que siento. Quiero la fuerza
de la atracción para aplastar la fuerza del rechazo
y para que el mundo interno y el externo se perforen
el uno al otro, como un caballo fustigado por un hombre.
No quiero palabras que mutilen la realidad.
No quiero necesitarlas. No quiero nada
que revele el sentimiento sino el sentimiento; como la libertad,
o el conocimiento de la paz en un reino lejano,
o el sonido del agua al verterla en un bol.

jueves, 4 de julio de 2024

Canciones tristes


Un montón de canciones tristes y oscuras, esa es la música que escucho casi todo el tiempo. También escucho canciones totalmente aceleradas y desquiciadas y luego todo lo demás y lo que llaman vanguardia y música experimental. Me encanta el EBM y lo industrial. Punk Rock, Trash Metal, música clásica según qué cosas y luego los clásicos de la cultura popular y el minimalismo o el Jazz, folclore, electrónica, músicas del mundo, urbana, flamenco, coplas, tangos, vallenatos, fados y todo lo que venga. Escucho música todo el tiempo y escucho todo tipo de música.

Tengo esa necesidad. Necesito escuchar cosas que me sorprendan, que desconozca y que me emocionen sin  entender nada más que el sonido que llega como si mi cuerpo fuese una barrera donde esos sonidos entran o no.

Pero luego mi refugio siguen siendo esas canciones tristes y oscuras, a veces lentas, a veces aceleradas y a veces desquiciadas que me acompañan desde siempre y que me entienden. Son siempre las mismas aunque de vez en cuando añado alguna más.

Esto es el Rock`n`Roll. 

lunes, 1 de julio de 2024

Los artistas son buena gente




Lo mejor de ir a un fiesta en casa de una amiga donde la mayoría de los invitados son artistas como tú , es que te das cuenta que la mayoría de esa gente es buena gente. Vuelves a casa lleno de alegría y esperanza y con ganas de seguir haciendo lo que haces y alguna cosa más.