Esta chica siempre anda al borde del KO, de la inminente caída. A punto de derribarse, requiere toda mi atención, me obliga a ser atento, sublime, galante, sensual. A toda hora, a cada instante, en su sueño más profundo, debo estar allí, con ella, velándole las desdichas, las urgencias ilegítimas, los momentos de gloria y de ventura. Tengo que ser cauto, agradable, un chico a la derecha, rezando para que no le rompa la ira, que no vaya al armario, y saque el arma, y me dispare al corazón.
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