Después de tres meses vuelvo a casa y todo parece diferente aunque sea lo mismo.
La televisión más grande, el grifo que no sabes como girar. Hay que volver a aprender donde están las cosas. La cama es pequeña y parece que te ahogas en el calor de la almohada. Ahora eres un extraño en tu propia casa.
Sé que esto va a durar muy poco, que el recuerdo de la rutina va a a volver enseguida, pero durante un momento cada cosa que haces parece nueva. La rutina es lo primero que se aprende y lo primero que se olvida.
Una especie de jet lag donde tienes que volver a recordar como te movías hace apenas un momento en tu propia casa.
Hay que volver a aprender donde estás tú y donde están todas las cosas. En realidad no haces otra cosa que pensar en volver a salir y marchar hacia cualquier otro lugar durante otro mes o semana o días, sin que te dé tiempo a recordar donde están los tenedores.
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