En el mismo telediario donde escucho que Israel es un ejemplo de eficacia en la vacunación del Covid y que es la envidia de occidente al ser el primer territorio totalmente vacunado donde los ciudadanos pueden pasear sin miedo y sin mascarilla y haciendo una vida normal de las de antes de la pandemia. En ese mismo telediario, unos minutos después escucho que en la Franja de Gaza las cifras de muertes se disparan y el virus está descontrolado. Las imágenes son dramáticas y fugaces, porque se informa sin mostrar demasiado.
Unos días después vemos el desastre de una celebración de ultra ortodoxos, al norte de Israel, donde el aforo se extralimita y donde muere gente de la manera más absurda.
En el imaginario europeo todos queremos ser ricos y nos imaginamos paseando de compras y sin mascarillas, como un israelí. Aunque a pocos metros se esté muriendo todo tipo de gente incómoda que vive en un territorio ocupado y bloqueado económicamente por décadas, con un sistema sanitario totalmente dependiente al que cuanto más tarde se empiece a vacunar mejor. Mas tarde es pronto aquí.
La vida es un valor relativo. Los medios de comunicación dejan de mostrar las imágenes de los pobres que mueren para mostrar el problema de sobrevivir a una pandemia y morir aplastado. De esta manera seguimos el relato del desastre de la celebración ultra ortodoxa, y nada más que comentar sobre el desastre palestino en estos mismos telediarios.
Palestina morirá porque es lo que mejor sabe hacer: Palestina sabe morir, desde hace muchos años. Palestinos muriendo una y otra vez, sin solución. Todos de acuerdo en que los palestinos saben morir y que poco a poco desaparecerán.
Ejemplos edificantes de naciones dispuestas a morir por todos lados. Economías lamentables que apenas recuperan el aliento diezmando su población. Gobiernos que consideran el Covid una forma de regular la economía.
De esta manera la India estaría superpoblada y sobraría mucha gente. Las imágenes son terribles: Coches frente a hospitales que sirven de camas a los que van a morir esperando a que no les atiendan o simplemente sentirse cerca de donde les den por muertos.
Nadie sabe lo que pasa en África.
En Sudamérica mueren los pobres. A quién le importan los pobres? En Europa y Estados Unidos nos protegemos de los pobres. Nos vacunamos y vacunamos a nuestros pobres. Preferimos que los pobres mueran saltando una pared o una alambrada o ahogados en el mar antes de que lleguen a nuestras playas y después, si sobreviven, votamos a partidos de ultraderecha para evitarnos tener que disculparnos de la escoria.
La pobreza en occidente se sacude o se medica como si fuese una alergia.
Aquí existe una palabra para la fobia a la pobreza: Aporofobia.
Occidente da asco y vergüenza.
Los peores datos y las peores imágenes de muertes en países pobres calman los ánimos de occidente, donde la gente se siente preocupada por no sentirse del todo bien mientras les vacunan con una u otra marca.
Las noticias seguirán marcando nuestro sentimiento.
Ahora la cosa va bien
Eso dicen en televisión.
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