En solo dos o tres meses, el virus ataca el 5% de la población.
Pocos, según la televisión, porque el 95% restante estamos esperando infectarnos.
Según esto, ahora mismo estoy en la sala de espera de un futuro contagio.
Según esto, estoy esperando ser contagiado, sin saber si voy a ser asintomático o a morir con los pulmones inflamados y duros como una roca.
Salgo de casa pensando si va a ser hoy y procuro no tocar nada, no estar cerca de nadie, no hablar con nadie. No llevo guantes porque es peor llevarlos que lavarte las manos. Y mucho mejor llevar un poco de alcohol en el bolsillo. Intento usar la mascarilla lo menos posible, pero la llevo en la chaqueta por si hace falta.
Evito acercarme a nadie. Evito comprar. Evito respirar cuando me cruzo con alguien, y cuando alguien me adelanta corriendo, aguanto la respiración.
El tiempo pasará y el porcentaje cambiará.
Nadie sabe decir si este virus acabará con el 10% del 5% de la población o acabará con el 10% del 80% de la población. Nadie habla del 20% por ahora. La horquilla es muy amplia.
Todos formamos parte de un experimento. Si no has muerto, puede ser que seas asintomático y no te enteres o que tengas un poco de sensación un par de días o que seas ingresado y te salves o que te mueras en la UCI.
Nadie sabe como va a ser su contagio y nadie sabe como va a salir de su contagio.
En realidad , nadie sabe nada.
Nadie cree en nada.
Por primera vez todos somos igual de ignorantes.
El puto Trump es tan tonto como tú y yo.
Algunos científicos dicen que este es el primero de muchos ataques de microorganismos contra el ser humano.
Nos sentimos ajenos a este tipo de teorías. No queremos saber. Negamos el futuro.
Aunque sabemos que muchos tendrán que ir en algún momento a un hospital
Y luego:
A. no volverá a casa
C. no volverá a casa
H. no volverá a casa
J. y L. no volverán a casa
N. no volverá a casa
Muchos otros no volverán a casa
Muchos de nosotros terminarán por
No poder Respirar
y no volver a casa.
y no volver a casa.
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