jueves, 19 de marzo de 2020

Ramiro


Desde que empezó todo esto, mis padres están confinados en su piso. Son mayores y tienen los problemas de salud normales por la edad. Yo vivo cerca y sigo trabajando. Llevo una furgoneta de reparto de una panificadora. Mi madre me ha llamado muchas veces para que la ayude en cosas que no tienen ahora ninguna importancia. Yo siempre le digo que no, que mientras dure la epidemia no voy a entrar en su casa, y ella siempre se molesta. Me dice que no me va a pegar nada, yo le digo que es al revés que soy yo el que le puede pegar el virus, pero no lo entiende. Le recojo la basura y le dejo la compra en la escalera. La llamo y le pregunto que necesita, pero de ninguna manera entro en su casa.

Lo que mas me preocupa es pensar que mis padres enfermen y que entren en un hospital y se queden solos con los médicos y nunca vuelvan a salir. He escuchado que los muertos de esta enfermedad lo hacen solos, que las familias no pueden estar, que solo te informan al final y que se les entierra sin familiares y eso me parece la peor situación posible. Me quita el sueño.

Ahora estoy pensando en cómo hacer cuando, yo mismo, coja la enfermedad. Cómo le diré a mi madre que no le recogeré la basura, ni le haré la compra  y pensando en quién lo hará.

Ramiro, 49, transportista, Madrid

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