Una persona congelada no se debe
descongelar demasiado a prisa
Las células se desbordan, las paredes se rompen,
el corazón se para.
No pongas nunca a una persona congelada
en el microondas.
Ponla en una cama dura en una habitación
que dé al norte, abre todas las ventanas.
No le des mantas ni almohadones,
lo que necesita es dureza.
Cuando empiece a pedir agua a gritos, échale
unos trozos de hielo.
Cuando tenga hambre, unas cortezas de pan.
No estés demasiado tiempo en la habitación
para que no te coja afecto.
Necesita soledad, aislamiento.
Dale para abrigarse un trozo de tela basta.
Cuando por fin haya recobrado algo de su calor
te hablará de paisajes de una
particular belleza y esterilidad.
Esto lo saben todos los exploradores polares, los alpinistas
los sin techo y los médicos de cuidados intensivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario