martes, 16 de julio de 2019

Porno para el corazón


Me gusta asociar imágenes de sexo junto a reflexiones personales, filosóficas, políticas o poéticas. Normalmente pesimistas, aunque no de forma intencionada.

Es mi manera de entrar en la cabeza de quienes me leen. Es una trampa que siempre me ha gustado.

Un amigo dice que no solo hay que mirar mis dibujos, sino lo que dicen. Que la primera lectura de mis imágenes es vulgar, feista y casi siempre desagradable. Pero que luego, un minuto después,  entiendes que quieren decirte algo muy diferente, y que ese algo suele ser muy afilado.

No estoy del todo de aguerdo. A mí, los dibujos, me parecen bonitos.

Otro amigo me propone enfrentarlo a debates con feministas y conservadores a la vez. Me propone filmarlo. Me da un poco de miedo defender mi trabajo en público, porque no se si diré toda la verdad sobre lo que hago. Y me da miedo que me defienda gente con la que no comparto nada y lo contrario.

Dibujo desde siempre. El dibujo es el lenguaje. La escritura vino después y la considero prescindible. El dibujo sería suficiente en mi forma de entender el mundo y de entenderme a mí.

Creo que he sido casi toda mi vida un ser feliz y agradecido. Sin miedo. Sin rencor. Buscando siempre un lenguaje adecuado para expresarme. Un poco distante y tímido.

Los que me conocen piensan que no tengo nada de tímido, que tengo un morro que me lo piso y que voy sin red. Son formas de verlo. Creo que soy un tímido y un idiota. Muchas veces no soy consciente de lo que hago, y eso me permite saltarme muchas fronteras.

Recuerdo tener 17 años y decirle a un amigo que el porno sería mejor sin sonido y que añadirle música o textos de filosofía o soluciones a problemas matemáticos o programas políticos lo harían mas importante. Creo decir Trascendente.  Que por lo menos así, los hombres de este mundo serían mejores mientras se hiciesen una paja. Le digo a mi amigo: "Imagina un porno feminista. Cosas así, cambiarían el mundo."

Luego el porno se ha convertido en el relato de la violación. Todo lo contrario a esta idea.
El porno se ha convertido en una solución fallida, muy lejos de la libertad.
De eso trata el capitalismo.
Trata de poder, de humillación, de consumo.

Intento apartarme de esta idea.
Lo que dibujo y escribo es Porno para el Corazón.

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