"Afortunadamente no he tenido hijos. Ahora que tengo casi cincuenta años, me parece una catástrofe la experiencia de ser padres. Odio la estructura familiar. Odio el sentimiento de pertenencia que tienen los padres hacia sus niños. Odio la transferencia de neurosis de padres a hijos. Odio la manera en la que tener hijos te obliga a trabajar el doble para conseguir el dinero y tener una vida de mierda para mantenerlos porque nadie te ayuda para nada cuando eres padre. Y más que todo, odiaría tener ahora un adolescente en mi casa y decirle: “Este es el mundo en el que vas a vivir”. Es un mundo feísimo, brutal, absurdo, grotesco, violento, asesino. Es urgente que las mujeres y los hombres dejen de dar a luz. Y paradójicamente, nunca la idea de “ser padres” –y más específicamente de “ser madre”– fue tan glorificada. ¡Más de 7 mil millones de putos humanos! ¡Peor que las cucarachas! Agresivos, destructores, crueles. ¡Más de 7 mil millones! Y seguimos con la propaganda idiota de “qué maravilla dar a luz”. Qué horror".
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Virginie Despentes
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