viernes, 23 de diciembre de 2016

No hay verdadera desesperación sin esperanza


Primera posibilidad:
Me encontrarás en las sombras del café comercial. Tranquilo. Silencioso. Esperando algo. Podría estar en cualquier otro sitio, pero estoy aquí. Escuchando el hilillo de sonido que se intuye de un altavoz abollado. Suena Jazz. No sé nada de Jazz. Pero me gusta.

Segunda posibilidad:
Perezosamente mis ojos siguen las palabras del libro de bolsillo delante de mí. Pero muy pronto se desvían debajo de la mesa. Donde no hay nada. Sólo el vacío. Pienso que la vida entera se escapa bajo la mesa hacia ningún sitio. Todos piensan que estoy leyendo, pero en realidad no estoy haciendo nada. Pienso que no hay verdadera desesperación sin esperanza.

Tercera posibilidad:
Una antología de historias de uno mismo. Décadas de afirmaciones vagamente reflectantes. Declaraciones de amor juveniles talladas en madera. Música pop de estribillos idénticos. Personas que estaban aquí, en el mismo lugar que yo ocupo, antes que yo, en otro momento, pareciéndose a mí sin saberlo.

Cuarta posibilidad:
Me encontrarás en la orilla, mirando hacia el océano. La espuma de las olas. Mis pies clavados en la arena. Azul extendido hasta el infinito. Me pregunto cómo algo puede ser tan aterrador y a la vez tan fascinante. Mediterráneo.

Quinta posibilidad:
Me encontrarás a su lado, tratando de silenciar los incómodos latidos de mi corazón acelerado. Temblor de manos. Pupilas dilatadas. Caminar tropezado. Temiendo que la tormenta, generada por su sonrisa, me deshaga una vez más. 

Sexta posibilidad:
Me encontrarás en una calle muy concurrida. Hay belleza en todo. Yo estoy bien y todo está bien. Presto atención a la sinfonía del ruido de la gran ciudad. Miro al cielo y no veo las estrellas, pero veo los neones y las constelaciones que se dibujan a través de las ventanas iluminadas de los edificios mas altos de la Castellana. Mi voz es solo una nota en este movimiento. Mi respiración un soplo contra el océano. Mis pasos no llegan a hacer eco sobre el asfalto de Madrid. Aquí, es donde pertenezco. Aquí es donde estoy en casa.

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