Me puedo sentar ante una flor a esperar el momento de su apertura.
También puedo subir a la cima de una montaña para esperar una avalancha.
O puedo sentarme junto al ciego de la esquina que un día venderá el cupón millonario.
Puedo esperar en silencio frente a la puerta del banco donde tal vez aparezcan unos atracadores.
Puede caer un meteorito a mis pies.
Todo es posible.
Aunque sé que ninguna de estas cosas sucederá.
Pero da igual,
estoy aquí para aprender.
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