viernes, 11 de diciembre de 2015

Sobrevive


Hace años mi amigo me dio un CD con sus canciones favoritas mezcladas. Me dijo que era una mezcla única que había hecho en exclusiva para mi. Es la música que escucho desde entonces en la bañera, mientras cierro los ojos y dejo de respirar con mi cabeza bajo el agua. 

La música es lo único que me mantiene  en tierra. Todo lo demás me hace flotar. 
Quisiera desaparecer completamente.
Quisiera dejar de respirar.
Quisiera no contar esto.

Con mi cabeza bajo el agua, la música de mi amigo sonando y mis pies saliendo del agua y apoyándose en la pared, pienso que esto es todo lo que me queda por hacer.

Luego pienso que debo haber recibido infinitos puñetazos. Tengo los moretones y la sangre derramada diluida en el agua de la bañera. Tengo la sensación de haber recibido un castigo, puñetazos y patadas que no se preocupaban del daño muscular, de los huesos fracturados ni de la conmoción.

Dios existe para demostrar lo cruel que puede llegar a ser el Hombre.

No existe la Gloria en mis moretones, ni en mis fracturas. No son heroicas mis conmociones. No bendecimos las Guerras. No hay nada de heroico en mis gestos. El hombre no entiende de intereses tácticos ni de economía, el hombre solo quiere sobrevivir.

Todo trata de supervivencia: Comer, beber, abrigarse, respirar...

La vida se convierte en un hecho defensivo.

La sensación es la siguiente: Te bañas en gasolina y vigilas alrededor, porque sabes que alguien está de pie con una caja de cerillas en la mano, esperando.


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