MIAMIGO me dice que hablo en sueños y que siempre digo lo mismo: ¿Donde estás? Y también: ¿Cómo has podido? Me acostumbro al sabor de ambas preguntas, en la punta de la lengua, sentado, con mi café de la mañana, y el primer cigarrillo asomando de un paquete de Camel sobre la mesa.
Miento a mi psiquiatra cuando me pregunta cómo me siento y en vez de decirle que voy a vomitar en su consulta y a romperlo todo, para después caer al suelo en colapso, en lugar de eso, le digo que me siento un poco mejor, mas tranquilo, aunque un poco triste, pero que es mejor estar triste que sentir la "ira".
Tampoco le cuento que muchas veces mis dedos están extendidos tratando de sacar la "ira" de mi pecho. Que ahora lo están. Que parezco tranquilo, pero no lo estoy.
Es una perdida de tiempo la visita al psiquiatra. Solo importa la receta. La receta es lo que de verdad importa. Me voy con una receta y eso me ayuda a controlar la "ira".
En mis sueños, ella me rompe el corazón. Yo siempre digo lo mismo: ¿Donde estás? Y también: ¿Cómo has podido?
La semana pasada, MIAMIGO me dijo que me veía bien, que por fin me olvide de ti. No le dije que, en realidad, no he aprendido a olvidar, solamente tengo psiquiatra, buenas recetas y mucho sueño la mayor parte del día.
Sueño con gatas heridas comiéndose un ratón desesperado sin escapatoria. En el sueño me miras mientras te pregunto: ¿Cómo has podido? Y también: ¿Donde estás?
En mis sueños, ella me rompe el corazón. Yo siempre digo lo mismo: ¿Donde estás? Y también: ¿Cómo has podido?
La semana pasada, MIAMIGO me dijo que me veía bien, que por fin me olvide de ti. No le dije que, en realidad, no he aprendido a olvidar, solamente tengo psiquiatra, buenas recetas y mucho sueño la mayor parte del día.
Sueño con gatas heridas comiéndose un ratón desesperado sin escapatoria. En el sueño me miras mientras te pregunto: ¿Cómo has podido? Y también: ¿Donde estás?
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