sábado, 1 de noviembre de 2014

Todos hemos nacido en un hospital


Nacemos en hospitales. Largos corredores habitados de tristeza y silencio, de olor sofocante a cloro y medicamentos. Paredes blancas, alicatadas en blanco, desinfectadas de blanco, transitadas de enfermedad.

La enfermedad es lo mas parecido a la luz de un fluorescente. La enfermedad tiene el sonido de un cebador. Nacemos en un hospital como si fuésemos una enfermedad. ¿Quien sino nosotros puede ser otra cosa diferente a una enfermedad? Nuestro nombre deletreado en el registro. Todo en orden. Salimos para mas tarde, unos años después, volver, para morir. 

Morimos en hospitales. Solo es cuestión de mover los pies. Ahora voy, ahora vengo. 

Voy al Hospital o vengo del Hospital, es lo que canturrea el limpiador.

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