EL ORO DEL PLANETA
No puede ser verdad.
Algo tiene que estar fallando.
No puede ser verdad
que todos los demás escritores
estén hablando en la radio
sonriendo ante las cámaras de televisión
ocupando las portadas
de las revistas de cotilleos del gremio
con declaraciones como «Reconozco que soy
un poco impertinente»
sentenciando en tertulias y cenáculos
sobre el cambio de sexo de los ángeles
las costumbres trashumantes en Mongolia
el anunciado fin del terrorismo o de la historia
el enigma extraterrestre de las pirámides
el papel de la mujer en la sociedad
las próximas elecciones presidenciales
los nacimientos
el integrismo islámico
las novedades literarias
gastronómicas
indumentarias
de este otoño-invierno
la pornografía
la pedofilia
la menopausia masculina
la violencia en los medios de locomoción
los negocios del fútbol
la libertad de prensa
el control de la natalidad
los medios de comunicación en el 2050
el código deontológico de los paparazzis
el alcoholismo juvenil
la legalización de la droga
el aborto
la sucesión del Papa
el mito de la cultura
las penúltimas masacres en Argelia
la cotización del dólar
o la caída del marxismo
y yo esté aquí
encerrado entre las cuatro paredes
de mi pánico
y mi locura
haciéndome pajas mentales
con Séneca o Buda o Krishnamurti
o Jesucristo o el mismísimo coñamen
de la ínclita bernarda
en busca
de algún maldito amago de respuesta
que aun en el caso de poder encontrar
no me creería
ni yo.
Algo tiene que estar fallando
porque sencillamente
no puede ser verdad.
Pero si después de todo
resulta que lo es,
me queda al menos
un consuelo:
no me cambiaría
por ellos
ni por todo
el oro
del planeta.
...
Roger Wolfe
(De Cinco años de cama, inédito)
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