Las calles que recorrí ya no parecían las mismas del día anterior aunque yo sabía que eran las mismas, las calles no cambian de la noche a la mañana, es posible que en algunos lugares si cambien, pero yo no conozco esos lugares, tal vez en África, pero aquí no, aquí el que estaba cambiando era yo y durante un buen rato caminé pensando en eso: estoy cambiando, pero cuando llegué a la peluquería me di cuenta de que seguía igual, las calles se habían movido ligeramente hacia la izquierda o hacia la derecha, hacia arriba o hacia abajo, pero yo seguía igual.
...
"Una novelita lumpen"
de Roberto Bolaño
No hay comentarios:
Publicar un comentario