Soñé que estaba nuevamente allí. Con ella. Trenes que descarrilaban. Barcos que se hundían. Aviones que desaparecían del radar. Pinochet de nuevo con su uniforme alemán. Incluso le decía que era un sueño. Se lo decía. Es un sueño le decía. Esto no está sucediendo. No es un sueño me decía. Estás nuevamente conmigo. Me amas como antes. Soy el gran amor de tu vida. Es que no puede ser le dije. Ya verás cuando despierte. Tú no vas a estar. No es un sueño mi amor. Estoy acá contigo y no necesitas despertar. ¿Es que acaso no recuerdas el gran amor que nos tuvimos? Ese amor ha vuelto. Estoy acá para ti. Para nunca separarnos más. No creo en ti ni en los putos boleros. Es un sueño. Nada más que un sueño. Eso le dije.
Desperté. Me alegré. Los trenes llegarían a la estación. Los barcos arribarían a la costa. Los aviones aterrizarían. Pinochet estaría muerto como hace siglos y ella, solamente sería aquella pesadilla que siempre fue.
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