Se sentía invulnerable con una mano en el cielo y un tobillo en el infierno. Nadie sujetándolo, nadie tirando de él. Todo ésto era una gran tontería, pero una tontería maravillosa. Pensó que todo podía volver a ser como al principio, porque al principio todos somos libres.
En una estación de metro viendo como las luces juegan al Verde-Amarillo-Rojo. Invulnerable, sintiendo que siempre está en algún lugar entre la estación que quiere, la estación que necesita, y la estación donde los cuervos vienen a alimentarse. Invulnerable y cerca del estribillo: Como el gusano aprendió que la manzana es una lágrima llena de sangre que cae de la risa... Se cae de la risa... Se cae y se desaparece.
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