domingo, 8 de enero de 2012

En el jardín del Edén


En el Siglo XIX, el senador de California Charles McClay gritó: "¡Esto es el jardín del Edén!", después de ésto se empezó a escribir la historia del mundo contemporáneo:
Érase una vez un mundo en que los vaqueros galoparon a través de grandes praderas, el ganado pastaba bajo la sombra de robles centenarios, y miles de hectáreas de naranjos florecían bajo un sol brillante y una leve brisa... Ahora, todo esto había sido sustituido por la expansión suburbana: casas estilo rancho, piscinas en el patio trasero con barbacoas tuneadas, y centros comerciales con aire acondicionado e iluminación incandescente.


Al cruzar la avenida que separa el barrio residencial de las carretera de circunvalación, P.J. baja la ventanilla: "Hola... Eh ... Hola ", la prostituta contesta: "¿Quieres una mamada o un completo?" P.J. baja la cabeza para mirar a la prostituta a través de la ventanilla del conductor. Antes de que pueda verla, ella se endereza y se levanta la falda. La puta no lleva ropa interior. P.J. mira  el coño de la puta. El coño de la prostituta le hace sentir triste. Él no puede decir si la vagina de la prostituta es triste o si él mismo es el que está deprimido, y es lo que le hace ver el coño de la puta como una cosa triste. Es difícil ver la diferencia.

Vuelve a mirar por el parabrisas para verle la cara y sin poder evitarlo se le tuerce la cara de asco.

Hey " dice la puta enojada: "Cómeme la mierda, hijo de puta. " P.J. cierra los ojos y escucha los tacones de la prostituta alejarse, en busca de un truco o trato mejor que voltear.


P.J. gira el volante y vuelve en menos de 10 minutos a cruzar la puerta del garaje de su casa con piscina prefabricada en el patio trasero. Antes de subir para acostarse junto a su mujer se masturba pensando en un coño triste a través de la ventanilla de su coche y piensa que es un buen marido, fiel y trabajador que preparará el desayuno mañana sábado en el Jardín del Edén.

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