sábado, 29 de octubre de 2011

Hay mujeres, ¡ay!


Mujeres las hay de todas
condiciones y clases:
generosas y codas,
frugales o voraces.
Blancas y morenas
o apiñonadas, de melenas
doradas, trigueñas, negras,
pelirrojas que te alegras
de ver sus pecas y pecados
o sus cabellos pintados,
largos o cortos, lacios,
ondulados o quebrados
que peinan por muchas horas
o por días llevan despeinados.
De grandes o pequeños
ojos redondos u ovalados,
negros, azules, almibarados
o verdes o grises o café,
también violetas.
De grandes o pequeñas tetas,
labios sutiles o hinchados,
insinuantes, descarados,
mientras otros, cerrados
con decoro no enseñan
el oro de sus bellos dientes
o el cobre de las serpientes.
De manos pequeñas y frágiles
o no tan diminutas ni gráciles,
algunas de manazas rudas.
Altas, bajas, gordas, ventrudas,
flacas, risueñas o enojonas,
unas que son un amor
y otras que son cabronas,
introvertidas o desinhibidas
que mueven el cuerpo
con gracia o carecen de ella
o saben bailar
o sólo se dejan llevar.
Mujeres de breves
o sustanciosas caderas,
de delgadas o abultadas piernas,
de penas duras
y otras que a duras penas.
Las fieles, las no tanto, las zorras,
con éstas te lo pierdes,
con aquéllas te lo ahorras.
Las creyentes, las ateas,
las bonitas y las feas
las que aman,
las que quieren
y las otras.
Las dicharacheras, las calladas,
las introspectivas, las dubitativas,
las reflexivas y las mujeres
así nomás, las mujeres.
Las orgásmicas y las ninfómanas,
las anorgásmicas y las mitómanas,
las anoréxicas y las lésbicas,
las lúdicas y las lívidas,
heterosexuales
o heteroflexibles
las mujeres.
...

No hay comentarios:

Publicar un comentario