No tengo nada,
No tengo a nadie y me basta. Cómo extraño las llamadas de madrugada, cómo extraño llamar con resaca y un par de mujeres salvándome, tomando un bus, un taxi, viajando 2 horas o 4, hasta llegar a mi lado; Salvándome de la soledad, soportando mi aliento apestoso, mezcla de alcohol y añoranzas, tirando su dinero en cerveza y hoteles baratos; Ya no hay mujeres así, las hay santas, también quien no me ha dejado a la deriva, pero, para salvarme y mandar a la mierda todo, tienen que ser mujeres "enloquecidas", de senos grandes, solitarias, jodidas, con pasados quebrados. Tienen que ser mujeres “maliciosas”, sin futuro, que solo esperen, a que maneje en sentido contrario y nuestras vidas se destrocen, en un semáforo en rojo.
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Desde Mexico
Por el Punk Rock y la literatura Cruda
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