Tú eres lo más parecido a los hombre que conoces. Toda la vida has intentado ser semejante, normal y del montón.
Nada sobresaliente ni diferente. Uno más.
Ningún rostro de ti. Ningún momento de ti. Ninguna huella. Ningún rastro. Invisible.
Tus esfuerzos se reducen, la mayor parte del día, a no hacer nada. A no pronunciarte, ni opinar, ni dejar dicho.
Porque cuando no haces nada, el cielo es blanco y el sol vuelve al tormento de sus pilares.
Porque cuando no dices nada, tu maldad es Rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario