viernes, 28 de febrero de 2025

John Dillinger viene marchando


Algunas veces escribo acerca de los años 30
pienso que fueron un buen campo de adiestramiento.
la gente aprendía a convivir con la adversidad
como si esta fuera cosa de todos los días.
cuando los problemas golpeaban a la puerta
barajaban de nuevo y hacían su propia jugada.
de no existir posibilidades
muchas veces ellos creaban
una.

la gente que estaba “empleada”
realizaba su trabajo con pericia.

un mecánico podía reparar
tu automóvil.
los médicos visitaban a los enfermos en sus casas.

los choferes de los taxis
no sólo se preocupaban por conocer cada calle
de la ciudad
también intentaban definir el universo.

los dependientes de farmacia
se acercaban al mostrador
preguntando amablemente, señor ¿qué necesita usted?

los acomodadores de cine
eran más elegantes y buenos mozos
que los galanes de las películas.

todos cosían su ropa
remendaban sus zapatos
casi todo el mundo hacía las cosas bien.

ahora la gente dentro y fuera
de sus profesiones
es totalmente inepta.
a veces realmente
no comprendo como hacen
para limpiarse el propio culo.

además cuando la adversidad llega
se desaniman
desisten
se entregan de pies y manos
caen abatidos en la cama.

estos mimados en demasía
se acostumbraron
al triunfo por el camino fácil

ellos no tienen culpas supongo
de no haber vivido la década del 30
pero yo
no los adoro
ni sentiré tentaciones al respecto.

Una de las más ardientes


llevaba una peluca rubio platinada
el rostro arreglado y empolvado.
el lápiz labial
pintaba
en sus labios, enormes
labios rojos.

del cuello colgaban algunas arrugas
pero era la dueña de una cola
que envidiarían las pendejas
y sus piernas estaban muy bien formadas.

usaba bombachas azules, las que bajé
y levantando su vestido y con la t.v. titilando
se la puse de parado.
forcejeamos alrededor de la cama
(mis pensamientos: me estoy fifando una tumba, estoy
devolviendo la vida a los muertos, maravilloso
tan maravilloso…
igual que comer aceitunas frías en la madrugada
mientras la mitad de la ciudad arde en llamas.)
acabé.

muchachos ustedes pueden quedarse con todas sus vírgenes
déjenme a mí las jovatas calientes en tacos altos
que poseen culos que se olvidan de envejecer

por supuesto, después te despedís
o te emborrachás mucho
que viene a ser la misma
cosa.

bebimos vino durante horas y miramos t.v.
y cuando nos metimos en la cama
a dormir todo el alcohol
ella no se sacó la dentadura postiza
en toda la noche.

Después del cabaret


 dedicado a Ferdinand HardekopfVoy a casa temprano en la mañana.
El reloj da las cinco, ya está aclarando,
Pero la luz en el hotel sigue encendida.
El cabaret cerró por fin.
Los niños en la esquina se agazapan,
Al mercado marchan ya los campesinos,
A la iglesia va gente callada y con vejez.
De una torre baja una seria campanada
Y una puta de rulos indomables
Deambula, trasnochada y con frío.

A mí ya me engendraron dos veces,
Y ya antes también cantaba por dinero,
Pero con más sol me parecía el mundo,
Y la alegría hoy se me ha extraviado.
En algún lugar lejano expira el tiempo,
Lo siento escaparse entre mis brazos.
Pienso en la primera vez que empecé.
¡Honda es la confusión que me da la eternidad!

Yerro solitaria por las noches y pienso en vos.
A veces veo un abrigo parecido al tuyo.
Y entonces te llamo en voz baja por tu nombre.
La tristeza me puso el corazón en silencio.
Cansada contra un muro me apoyo y cierro los ojos.
Despacio corren lágrimas hacia la tierra.
El mundo se ha quedado muy atrás.
Yo floto entre nubes blancas que me abren sus brazos.
Una lluvia de rosas cae sobre mí y me enfría los ojos enfermos.
Todo es tan blanco y delicado.
Ay, tan dulce.

SYLVIA VON HARDEN


En 1959, von Harden escribió el artículo, "Erinnerungen an Otto Dix" ("Memorias de Otto Dix"), en el que describía la génesis del retrato. Dix se había encontrado con ella en la calle y le declaró:

«¡Tengo que pintarte! ¡Tengo que hacerlo! ¡Eres la representante de toda una época!»
«¿Quieres pintar mis ojos apagados, mis orejas adornadas, mi nariz larga, mis labios finos, mis manos largas, mis piernas cortas, mis pies grandes, cosas que sólo pueden asustar a la gente y no deleitar a nadie?»
«Te has caracterizado brillantemente y todo eso conducirá a un retrato representativo de una época que no se preocupa por la belleza exterior de una mujer, sino más bien por su estado psicológico».




La mejor versión de mi peor momento


Todas la imágenes de uno mismo suelen ser mejores cuanto más antiguas sean. Mi yo de hace 30 años tenía mucho mejor aspecto que mi yo de ahora, con mas pelo en la cabeza y menos pelo en la cara, menos canas  y más delgado, con más intenciones y mucha más actitud. Por eso nos gusta ver las fotos de antes, porque nos recuerdan posibilidades de uno mismo que podrían haber sido mejores que lo que tenemos ahora.

Si pudiese hablarle a mi yo de hace treinta años, le avisaría de un montón de problemas que le estaban esperando, y que se podía haber evitado. Pero como la vida es eso, ese montón de problemas y errores que no se pueden reparar, uno solo tiene el presente. El presente contínuo, donde uno intenta siempre ser la mejor versión de su peor momento.

Donde estás ahora?


 

Dime Javier:
¿Donde estás ahora?

Estoy aquí, donde siempre.

Javier
Nunca tuviste ambiciones de llegar a ningún sitio, a ninguna parte.
Siempre con lo inmediato, sin pensar en el mañana.
Pero el mañana te alcanzó.

Era fácil de alcanzar. 
Si te quedas quieto, todo se convierte en el mismo momento.

martes, 25 de febrero de 2025

Buscando la palabra



Busco una palabra que formar combinando las letras del rótulo del negocio de mis padres que mi hermano mayor robó, arruinó y liquidó. Los resultados son los isguientes: